La poesía barroca inglesa: Shakespeare, Donne, Milton

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La poesía de William Shakespeare (1564-1616)

(Ver la pregunta de la Wikimpace: William Shakespeare (1564-1616) y la literatura isabelina inglesa)

John Donne (1572-1633) y el final del petrarquismo

Aunque nacido a finales del siglo XVI, Donne es un autor barroco cuya obra corresponde al pensamiento del siglo XVII.

Nació en una familia católica, pero se convirtió al protestantismo y fue pastor de la Iglesia anglicana desde 1615. Estudió Derecho. Participó en algunas expediciones militares contra Cádiz y las Azores. Se casó sin permiso con una dama de familia noble para la que trabajaba como secretario, por lo que fue encarcelado. Puesto en libertad, se hizo pastor y tuvo un cargo en la catedral de San Pablo, de Londres, en 1621.

En su poesía fue innovador y rompió con el petrarquismo y el neoplatonismo, con su mundo idealizado, equilibrado y armonioso. Donne muestra en sus poemas el sentimiento de la frustración, la angustia o el desequilibrio, habla de la fugacidad inexorable del tiempo, de las limitaciones y defectos naturales de los seres humanos. Es decir, abandona el confortable marco optimista del Renacimiento y se adentra, como Quevedo, en el ámbito del Manierismo, reacción de finales del siglo XVI que conducirá en el siglo siguiente al Barroco. En Donne predomina el conceptismo sobre la filigrana poética.

La poesía de Donne se publicó tras su muerte, en 1633. Destacan sus Songs and Sonnets, Funeral elegies y Satyres, de tono crítico, duro con la hipocresía y la corrupción política, con el egoísmo y la superficialidad. A esto, añade el carácter metafísico característico de sus versos: reflexiones sobre la trascendencia, el paso del tiempo, el sentido de la vida. El tono general es de melancolía, de desilusión por la fugacidad de la belleza, el placer y la vida.

En el poema que transcribimos aquí, se ve cómo el poeta se queja por la inconstancia de las mujeres, aunque al final hace un giro brusco y acaba presentándose a sí mismo como inconstante:

    Constancia de mujer
   Ahora, un día entero me has amado.
Mañana, cuando te marches, ¿qué dirás?
¿Anticiparás la fecha de algún voto reciente?
¿O dirás que ya no somos quienes fuimos?
¿O que de promesas hechas por temor
al amor y su ira, cualquiera puede abjurar?
¿O que, como la muerte disuelve el matrimonio,
así el contrato de los amantes, espejo de los primeros,
sólo atan hasta que el sueño,
reflejo de la muerte, los desate?
¿O acaso para justificar tus fines,
por haber procurado falsedad e inconstancia,
no conoces sino lo falso para enunciar la verdad?
Vana lunática, contra estos artificios podría argumentar,
ganando si lo hiciera.
Pero me abstengo,
pues mañana puede que también yo lo piense.

El amor del que habla aquí Donne ya no es el concepto idealizado del petrarquismo. No es algo etéreo y puro, sino contradictorio como la vida misma, circunstancial, inconstante, fugaz. Sí que existe la belleza, pero no es eterna. El claroscuro barroco, con su pesimismo existencial asociado, ya se ha abierto paso en estos versos.

John Milton (1608-1674)

Milton fue un niño superdotado. Estudió en Cambridge y en Italia. Como ensayista, fue polémico y combativo contra el catolicismo y la monarquía y a favor del anglicanismo y del puritanismo republicano de Cromwell. Por sus ideas republicanas, fue marginado hasta 1649, cuando muere el rey Carlos I.

En 1643, se había casado ya con Mary Powell, de diecisiete años, con la que apenas convivió.

En 1652, se quedó ciego y viudo.

En 1660, tras el periodo republicano de Oliver Cronwell, la restauración monárquica de Carlos II, hijo de Carlos I, lo llevó de nuevo a la marginación. Sus últimos años los pasó dando clases y escribiendo.

Murió en 1674.

Durante su juventud, escribió en latín, italiano e inglés poemas de circunstancias y religiosos: Ad Patrem (Al Padre), Song on may morning (Canción en una mañana de mayo), L'allegro e il penseroso (El alegre y el pesaroso), Lycidas (elegía por la muerte de un joven pastor). Pero su fama se debe a sus últimos poemas, de profundo contenido religioso: Paradise Lost (1667) y Paradise Regained (1671), (El Paraíso perdido y El Paraíso recobrado). Podríamos decir que Milton es el Dante inglés.

Paradise Lost consta de diez mil versos blancos, sin rima, y cantan la pérdida del Paraíso por Adán y Eva por culpa de su desobediencia a Dios y por la influencia perversa de Satanás. Los arcángeles Miguel y Rafael intentan ayudar a los humanos, pero en principio triunfa Satanás y el poema dedica largas tiras de versos a mostrar el horror del Infierno, que no solo es un lugar físico, real, sino también un estado espiritual. Jesús solo es citado como futuro salvador de la humanidad.

Paradise regained consta de dos mil versos y glorifica la recuperación de la gracia por intercesión y sacrificio de Jesús en la Cruz. Jesús, que es el nuevo Adán, vence a Satanás y crea para la humanidad un nuevo Edén, que esta vez no es un lugar físico, sino espiritual. El poema es un canto de esperanza y alegría porque el hombre se ha salvado. Así empieza este segundo libro de Milton:

       El Paraíso recobrado
   Yo que una vez aquel feliz jardín canté
por desobediencia de un hombre perdido, ahora canto
un Paraíso recobrado para la humanidad
por la firme obediencia de un hombre puesto a prueba
por toda tentación, y el Tentador frustrado
en todos sus engaños, vencido y repudiado,
y un Edén creado en el seco desierto.

Milton es un poeta optimista, tiene fe en la redención del hombre. Ni siquiera su ceguera o su marginación social y política le hicieron perderla. Así podemos leerla en el soneto XXII, escrito hacia 1655, tres años después de haberse quedado ciego. El poeta se dirige a Cyriak (Ciriaco), posiblemente uno de sus alumnos, pero a través de él se dirige a todos los lectores, y les dice que se siente satisfecho, que su ceguera se debe a tantos años dedicados a escribir a favor de la libertad y la justicia. Su poesía se ha hecho ahora personal, autobiográfica, recapitulativa de una vida llena de dificultades, pero alimentada siempre por la esperanza:

       Soneto XXII
   Ciriaco, este día que dura tres años, estos ojos limpios
de mancha o impureza, para mirar hacia fuera;
privados de luz, han olvidado la visión,
y no aparece para estos perezosos la vista
   del sol, o la luna o las estrellas a lo largo del año,
o el hombre o la mujer. Aún yo no razono
contra la mano del Cielo o su voluntad, ni disminuyo una pizca
de corazón o de esperanza; mas todavía navego con viento a favor y llevo
   el timón derecho hacia delante. ¿Qué me sostiene, preguntas tú?
La conciencia, amigo, de haberlos perdido navegando con viento en contra
en defensa de las libertades, mi noble misión,
de la que habla toda Europa de costa a costa.
Este pensamiento podría conducirme a través de la vana máscara del mundo;
contento aunque ciego, no tengo mejor guía.

Bibliografía y webgrafía

  • CALERO HERAS, José, "Tema 5. Renacimiento y Clasicismo", en Literatura universal. Bachillerato. Barcelona, Octaedro, 2009, pp. 77-106.
  • IBORRA, Enric, "Tema 4. Los siglos XVI y XVII: del Renacimiento al Barroco", en Literatura universal. Bachillerato. Alzira, Algar, 2016, pp. 85-110.

Trabajos de los alumnos

  • Molière-1, PPoint de Andrés Negre e Isabel Marco. 1º Bachillerato D. Curso 2015-2016.
  • Molière-2, PPoint de Ana Tabuenca y Sara Sanromán. 2º de Bachillerato A. Curso 2013-2014.

Edición, revisión, corrección

  • Primera redacción (Enero de 2021): Letraherido.
  • Revisiones, correcciones: Letraherido.