Las literaturas orientales: Egipto

De Wikimpace
Revisión de 17:11 3 nov 2019 por Letraherido (Discusión | contribuciones) (Edición, revisión, corrección)

Saltar a: navegación, buscar

La literatura egipcia antigua

Egipto, el país de las pirámides y los faraones, es una de las civilizaciones antiguas más fascinantes, desarrollada en las riberas del Nilo desde al menos el año 3000 antes de Cristo. Las inundaciones anuales del Nilo producían tierras muy fértiles que los campesino cultivaban. Egipto era una tierra rica y, al lado del río, se crearon ciudades y pueblos, con templos para los dioses y monumentos piramidales para enterrar a los faraones.

Los faraones eras considerados dioses vivientes. Eran monarcas absolutos y dueños de vidas y haciendas. La reina Nefertiti, mujer de Amenofis IV, era famosa por su belleza. Tutankamón es mu conocido porque en su tumba, encontrada por Howard Carter, se hallaron ricos tesoros. El faraón murió a los 19 años, reinó solo diez. Su máscara de oro lo representa con el tocado del poder faraónico: la cobra, el cetro, el látigo y la barba postiza. Ramsés fue el faraón guerrero, reinó muchos años y conquistó muchos territorios. Tuvo más de cien hijos.

A los egipcios les gustaban el canto y la danza, usaban instrumentos musicales como el arpa, conocían los perfumes y los afeites cosméticos... En Egipto había escritura desde, al menos, el año 3000 a. de C. aprox. Los escribas eran los funcionarios encargados de administrar el estado y preservar por escrito el saber y formaban un grupo social dominante y privilegiado. Eran necesarios al menos doce años para aprender a escribir y leer jeroglíficos. Los escribas escribían sus textos en unos rollos hechos con tallos de papiro, una planta que crecía en las riberas del Nilo, una materia orgánica de duración limitada en el tiempo. Los egipcios tenían dos formas de escritura diferentes:

  • una simple, llamada demótica (o popular), para las cosas de la vida cotidiana;
  • y una más complicada, mágica, la jeroglífica, que se usaba las inscripciones en los monumentos y para la vida religiosa, para hablar de dioses, faraones y difuntos. Jeroglífico significa precisamente "grabado sagrado". Al desaparecer el imperio egipcio y los faraones, la gente se olvidó del lenguaje de los jeroglíficos. Pero un joven sabio francés, Jean-François Champollion, siempre se sintió fascinado por su misterio. De pequeño, soñaba ya con descifrarlos, así que aprendió lenguas antiguas: griego, hebrero, latín... Cuando en 1799 se descubrió en Egipto la piedra de Rosetta, en la que un mismo texto se grabó en griego y en lenguaje jeroglífico, Champollion tuvo su oportunidad. Se dio cuenta de que algunos jeroglíficos estaban rodeados por un círculo y vio que en el texto griego aparecían nombres de reyes: Tolomeo, Cleopatra. Así que imaginó que dentro de los círculos estaban los mismos nombres de reyes. También observó que los signos podían tener varios significados (polisemia). Por ejemplo, el dibujo de una boca podía significar "boca" o el sonido "R", así halló la clave para leer y escribir los jeroglíficos egipcios.

Las primeras manifestaciones egipcias escritas son anónimas (lo importante era el contenido, no quien lo escribía) y estaban al servicio del poder, político y/o religioso. Por su contenido, los textos egipcios pueden clasificarse temáticamente:

  • textos religiosos;
  • textos narrativos;
  • textos didácticos;
  • poesía lírica.

Textos religiosos

Los Textos de las pirámides datan del 3000 a. de C., son himnos y plegarias que piden al cielo protección para el difunto y cuentan la feliz vida ultraterrenal. Son los textos que sirvieron de base al Libro de los muertos, cuya redacción definitiva se hizo ca. 2000 a. de C. Se trata de una obra con 180 capítulos repletos de sentencias filosóficas y fórmulas mágicas de ayuda al difunto para que pudiera superar las pruebas a las que iban a someterlo los 42 jueces de Osiris antes de permitir su acceso al Aaru (Paraíso).

Los egipcios tenían una rica mitología con la que intentaban explicar el origen del universo (cosmogonía heliopolitana). Según ella, al principio solo existía un océano infinito y oscuro, al que llamaban Nun. En las aguas primigenias, el dios Atum-Ra o Amón-Ra se creó a si mismo en forma de sol. De su saliva o de su semen, nacieron otros dioses: Shu y Tfenis, que engendraron a su vez a Gueb y Nut, padres de Isis y Osiris, dioses de la germinación y la fertilidad, y también de Set y Neftis, dioses del desierto y de lo estéril.

Según la leyenda egipcia, los dioses eligieron a Osiris para ser el rey de la Tierra. A él le dieron los terrenos más fértiles y ricos, pero a su hermano Set, dios de los desiertos y las tormentas y de las fuerzas violentas de la naturaleza, solo le dejaron los peores territorios, arenosos e improductivos. Así que Set sintió celos de Osiris y lo mató (como Caín hizo con Abel en la Biblia). Además, cortó el cuerpo de Osiris en muchos pedazos que dispersó por todo Egipto. Pero Isis, mujer de Osiris, fue recuperándlos todos y reconstruyendo el cuerpo con vendas. Osiris resucitó y se convirtió en la primera momia egipcia. Desde entonces es el rey de los muertos y es representado como una momia con los símbolos de un rey: el cetro y el látigo. E Isis se convirtió en diosa de la vida y de la magia, así como en la guardiana de la familia. Isis y Osiris tuvieron un hijo, llamado Horus, que vengó a su padre y tomó el trono de Egipto, derrotando a su tío Set. Sería desde entonces el protector de los faraones. Se lo representa como un halcón y lleva la corona de los reyes.

Otros dioses egipcios son:

  • Ra, dios del Sol. Durante el día, navega por el cielo en su barca de oro y por la noche, atraviesa el mundo de los muertos, donde le persiguen innumerables peligros. Se le representa con la cabeza de un halcón y el disco del Sol sobre la cabeza.
  • Hathor, gran madre de los dioses y los hombres. Diosa del amor, la alegría y la música. Tiene forma de vaca o forma humana pero con cuernos de vaca sobre la cabeza. Lleva el cetro de las reinas, en forma de flor de loto.
  • Amon, dios representado como un faraón. De su unión con Ra, surgió Amón-Ra, rey de los dioses.
  • Tot, dios de la escritura. Se lo representa escribiendo. Tiene cabeza de pájaro ibis.
  • Apis, tiene forma de toro sagrado.
  • Horus, dios halcón vinculado al poder real;
  • Anubis, vigilante de la ceremonia de la momificación y guía de los muertos ante el tribunal de Osiris. Es representado con una cabeza de chacal negra. La momificación era una ceremonia compleja que duraba setenta días. Los egipcios creían en una segunda vida después de la muerte, pero para vivir esa vida el cuerpo debía estar bien conservado, pues si no no podría haber resurrección. Así que embalsamaban el cadáver. Los embalsamadores eran sacerdotes guiados por Anubis. Sacaban el cerebro por la nariz con un gancho. También extraían las vísceras y ponían todo en unas urnas. Cubrían el cuerpo con sal durante cuarenta días para que secara. Después, lo rellenaban de trapos y lo envolvían con vendas. Finalmente, cuando el cuerpo estaban preparado, un sacerdote le ponía la máscara mortuoria de oro al difunto. Después, metían la momia en una caja de madera pintada, el sarcófago, y ponían ese sarcófago dentro de otros (al modo de las matrioskas) para proteger aún más el cuerpo. Transportaban la momia en barco por el Nilo hasta la tumba y la colocaban en un enorme sarcófago de piedra. Además, para ayudar al muerto en su vida eterna, depositaban objetos y alimentos. Por último, sellaban para siempre la entrada de la tumba, que debía ser secreta. Pero ni siquiera tantos cuidados evitaron los saqueos de los ladrones.
  • Maât, diosa del orden y el equilibrio. Ella es la que actuaba en el tribunal de Osiris, para decidir si los difuntos podían empezar su nueva vida o no. Los egipcios creían en el Más Allá. Pensaban que la nueva vida de los muertos empezaba con un peligroso viaje por el reino subterráneo de Osiris, guardián del reino de los muertos. Anubis, el dios con cabeza de chacal, conducía al difunto hasta la entrada el mundo subterráneo, donde comparecía ante el tribunal. El muerto se declaraba inocente en una declaración que portaba en un rollo de papiro y que él mismo llevaba en su mano. Transcurrido su alegato, se pesaba su corazón en una báscula y no debía pesar más que la pluma de la verdad de la diosa Maât. Cuando más pecador fuera, más pesaba su corazón. Tot, el dios escriba con cabeza de ibis, anotaba el resultado. Si el corazón era más ligero que la pluma, el muerto continuaba su viaje. Si pesaba más, un monstruo que esperaba al lado de la balanza lo devoraba. Horus, el dios halcón, conducía al muerto del corazón ligero hacia el trono de Osiris, donde podía empezar su nueva vida.

Textos narrativos

Los más antiguos son del 2000 a. de C., pero remiten a una tradición oral muy anterior. Destacan:

  • Historia de Sinhué, que narra la huida a Siria de un joven príncipe al morir el faraón Amonenhet I.
  • Historia del náufrago (alrededor del 2200 a. de C.), relato de un marinero que encuentra una serpiente gigante que habita en la isla de Punt, donde él llega tras su naufragio. La obra habla de las ofrendas a los dioses y de las mercancías (grano, fruta, pescado, aves...). Es una obra clásica para los egipcios y se usaba como texto didáctico en las escuelas de escribas.

Es el primer relato de naufragios, como los de Simbad y Robinson Crusoe, que son muy posteriores. Cuenta la experiencia del náufrago durante tres días a la deriva, su soledad y el miedo a morir en un país extranjero. Habla con la serpiente, le cuenta su historia y ella le narra la suya y anuncia que vendrá un barco para llevarlo de regreso a Egipto. Cuando así ocurre, le da valiosos regalos: incienso, madera perfumada y marfil. Al partir, el náufrago observa cómo la isla desaparece bajo el mar. La serpiente ha sido identificada con Ra, su hija con Maat y la isla como una metáfora del ka, el viaje al más allá.

   "Te contaré algo semejante que me ocurrió a mí mismo... Fui a la mina del soberano por mar en un barco de ciento veinte codos de eslora y cuarenta codos de manga con ciento veinte
marineros de entre lo más selecto de Egipto. Ellos oteaban el cielo y la tierra. Eran de corazón más valiente que los leones. Sabían predecir la tormenta antes de que hubiera venido
y el mal tiempo antes de que hubiera aparecido. Una tormenta se desencadenó mientras nosotros estábamos en el mar, antes de que alcanzáramos la tierra. El viento arreció y la tormenta
mostró su fuerza y una ola de ocho codos me golpeó. Fue una madera la que aplacó la fuerza de las olas. 
   Entonces el barco naufragó con todos los que estábamos en él. Fui arrastrado hacia esta isla por una ola del mar. Pasé tres días solo, mi corazón como único compañero. Dormí en el
interior de una cabaña y abracé la sombra del día. Estiré mis piernas para ver lo que comería y encontré higos, uvas, todo tipo de verduras, excelentes ellas; higos de sicomoro verdes
y maduros, melones como si hubieran sido cultivados; también había peces y aves. No había nada que no estuviera en su interior. 
   Me sacié y coloqué en tierra lo que había recogido, por ser demasiado para mis brazos. Corté un palo para hacer fuego e hice un holocausto para los dioses. Entonces, oí un ruido
atronador y pensé que eran las olas del mar. Las ramas se quebraban y la tierra temblaba. Descubrí mi cara y vi que era una serpiente que venía hacia mí; media treinta codos y su
barba era más grande que dos codos, sus miembros recubiertos de oro y sus cejas de verdadero lapislázuli. Estaba erguida hacia delante y abrió su boca hacia mí. Mientras tanto,
yo estaba sobre mi vientre en su presencia. Ella me habló:
   --¿Quién te ha traído? ¿Quién te ha traído, hombre? ¿Quién te ha traído? Si tú demoras en decirme quien te ha traído a esta isla, haré que te reconozcas en cenizas, siendo tú
convertido en alguien que no se ve. 
   --Tú me hablas y no lo comprendo. Estoy frente a ti y he perdido el conocimiento. 
   Entonces ella me puso en su boca y me llevó a su morada y me dejó sin golpearme. Quedé ileso, como si nadie me hubiera agarrado. Abrió su boca hacia mí mientras yo estaba
sobre mi vientre en su presencia.
   Ella me habló:
   --¿Quién te ha traído? ¿Quién te ha traído, hombre? ¿Quién te ha traído a esta isla del mar, que sus orillas son agua? 
   Entonces le respondí, con mis brazos doblados en señal de respeto en su presencia:
   --Esto soy yo: Estaba descendiendo hacia la mina en una misión del soberano en un barco de ciento veinte codos de eslora y cuarenta codos de manga con ciento veinte marineros entre
lo más selecto de Egipto. Ellos oteaban el cielo y la tierra. Eran de corazón más valiente que los leones. Predecían la tormenta antes de que hubiera venido y el mal tiempo antes
de que hubiera aparecido. Cada uno de ellos era de corazón más valiente y de brazo más fuerte que su compañero. No había entre ellos ningún incompetente. La tormenta se desencadenó
mientras nosotros estábamos en el mar, antes de que alcanzáramos tierra. El viento arreció y la tormenta mostró su fuerza y una ola de ocho codos me golpeó. Fue una madera la que
aplacó la fuerza de las olas. Entonces el barco naufragó con todos los que estábamos en él; no quedó nadie excepto yo. ¡Mira!: yo estoy junto a ti; fui traído a esta isla por una
ola del mar.
   Ella me habló:
   --¡No temas! ¡No temas! Hombre: que no palidezca tu cara. Tú llegaste a mí. ¡Mira!: un dios ha permitido que tú vivas, quien te trajo hacia esta isla del ka. Nada existe que no
esté en su interior: está llena de todo lo bueno. ¡Mira! tú completarás mes tras mes hasta sumar cuatro meses en esta isla y un barco vendrá de Egipto con marineros
que tú conoces, te irás con ellos hacia el hogar y morirás en tu ciudad. ¡Qué alegre está quien cuenta lo que ha hecho cuando se supera lo malo!
   Yo te contaré algo semejante, lo que me ocurrió en esta isla:
   Yo estaba en la isla con mis hermanos, entre los cuales había niños. Nosotros éramos setenta y cinco serpientes de entre lo engendrado por mí, junto con mis hermanos, sin
mencionar a mi hija pequeña llegada a mí gracias a las oraciones. Entonces una estrella cayó y ellos ardieron; sucedió, ciertamente, que yo no estaba entre ellos. ¡Creí morir
por ellos! Los encontré como un montón de cadáveres. Si eres fuerte y controlas tu corazón, abrazarás a tus hijos, besarás a tu mujer y verás tu casa: es lo mejor que hay.
Llegarás a Egipto y estarás con tus hermanos.
   Yo, ciertamente, seguía estirado sobre mi vientre, y toqué con la frente el suelo en su presencia.
   Yo le hablé:
   --Explicaré de tu poder al soberano e informaré de tu grandeza. Haré que se traigan para ti láudano, hekenu, iudeneb y jesait, e incienso de los templos para satisfacer a
cada dios. Explicaré, ciertamente, lo sucedido de entre lo visto por mí, de tu poder. Se harán alabanzas a ti en la ciudad, en presencia del consejo de magistrados de Egipto.
Sacrificaré para ti bueyes por medio de un holocausto, habiendo sacrificado para ti aves. Haré que se te traigan para ti barcos cargados con todas las riquezas de Egipto,
como se hace a un dios que ama a la gente en una tierra lejana y que la gente no conoce.
   Se rió de mí, de lo que yo había dicho: le parecía una estupidez.
   Ella me habló:
   --Tú no tienes bastante mirra, aunque te conviertas en el señor del incienso. Verdaderamente yo soy el Señor de Punt y la mirra me pertenece. Aquel hekenu que tú dijiste
sería traído es abundante en esta isla. Entonces sucederá, ciertamente, que tú te alejarás de esta isla y no la volverás a ver, porque se transformará en agua.
   Aquel barco vino, como había predicho ella antes. Fui y subí a un árbol alto y reconocí a los que estaban en él. Fui a informarla, pero encontré que ya lo sabía.
   Me habló:
   --Vete en paz, vete en paz, hombre, a tu casa, verás a tus hijos. Haz que yo tenga un buen nombre en tu ciudad. ¡Mira!: estos, mis bienes, te pertenecen.
   Entonces me tendí sobre mi vientre, estando mis brazos extendidos en su presencia. Me dio un cargamento de mirra, hekenu, iudeneb, jesait, alcanfor, shaaseju, galena,
colas de jirafa, terrones de incienso, grandes cantidades de incienso, colmillos de marfil, perros de caza, macacos, babuinos y todas las riquezas valiosas. Lo cargué en el barco.
   Sucedió entonces, cuando yo estaba sobre mi vientre, para dar las gracias al dios.
   Me habló:
   --¡Mira! Llegarás a casa en dos meses, abrazarás a tus hijos, rejuvenecerás en tu hogar hasta tu entierro.
   Entonces bajé a la orilla, cerca del barco y llamé a la tripulación. Di alabanzas sobre la orilla para el señor de la isla y ellos hicieron lo mismo. Navegamos hacia el norte,
hacia la Residencia Real, y llegamos a casa en dos meses, todo como había dicho ella. Me presenté ante el soberano y le ofrecí los tributos que había traído de la isla.
Él dio gracias al dios, en presencia del consejo de magistrados de Egipto. Fui nombrado compañero y me dotó con esclavos."
  • Hay también otros textos narrativos en los que se usan recursos luego muy comunes en la literatura occidental, como el insertar historias dentro de un marco común narrativo, al estilo de Las mil y una noches o el Decamerón. Así ocurre en la Historia del rey Kheops y los magos. También hay otras narraciones donde el hilo conductor es la aventura, al modo de la novela bizantina, como ocurre en el Viaje del sacerdote Wen-Amón.

Textos didácticos

La literatura sapiencial o gnómica es característica de la Edad Antigua y de la Edad Media, y ya aparece en el Antiguo Egipto, h. 2500 a. de C., en los Preceptos de Ptah-hepet, que da consejos a los futuros funcionarios, o en la Sátira de los oficios, que ensalza en un tono más festivo la comodidad del trabajo del escriba frente a los peligros de otras profesiones.

Poesía lírica

Además de himnos religiosos, poemas funerarios o textos prácticos, también se cultivó en el Antiguo Egipto un tipo de poesía lírica cantada con acompañamiento de arpas y flautas, como el Canto del arpista, que recuerda que los placeres son caducos.

Bibliografía, webgrafía

Literaturas orientales

  • CALERO HERAS, José, "Tema 1. Literaturas orientales", en Literatura universal. Bachillerato. Barcelona, Octaedro, 2009, pp. 9-19.
  • IBORRA, Enric, "Tema 1. Antigüedad (I): Literaturas orientales", en Literatura universal. Bachillerato. Alzira, Algar, 2016, pp. 7-32.

India

  • Salman Rushdie, PPoint de Mercedes Iscar. 1º Bachillerato B. Curso 2015-2016.
  • Indira Gandhi, PPoint de Soraya Fuentes. 1º de Bachillerato C. Curso 2017-2018.
  • Kenizé Mourad, PPoint de Ana Benaque 1º Bachillerato B. Curso 2015-2016.
  • Arundhati Roy, PPoint de Elena Gabás. 1º Bachillerato B. Curso 2015-2016.
  • Vicente Ferrer, PPoint de Madelín Panoluisa. 1º de Bachillerato C. Curso 2017-2018.

Turquía

  • Orhan Pamuk, PPoint de Nacho Jiménez. 1º Bachillerato B. Curso 2015-2016.

China

  • Taoísmo, datos sobre la vida y obra de Lao Tse, documento en la web del IES Avempace.
  • Mo Yan, Power Point de Sandra García. 1º Bachillerato D. Curso 2016-2017.

Japón

  • Haruki Murakami, PPoint de Laura Pacheco. 2º Bachillerato A. Curso 2015-2016.

Cultura árabe

  • El Corán, Power Point de Fátima Taktak. 2º Bachillerato A. Curso 2014-2015.
  • Fátima Mernissi, PPoint de Fátima Taktak. 2º Bachillerato A. Curso 2014-2015.

Pueblo judío

Edición, revisión, corrección

  • Primera redacción (abril 2019): Letraherido.
  • Revisiones, correcciones: Letraherido.