Diferencia entre revisiones de «Mitología clásica grecorromana»
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'''Perséfone''' es hija de '''Zeus''' y '''Deméter''' (hija de Cronos y Rea, hermana de Zeus, y diosa de la fertilidad y el trigo). Su tío '''Hades''' (hermano de Zeus y dios de los Infiernos), se enamoró de ella y un día la raptó. | '''Perséfone''' es hija de '''Zeus''' y '''Deméter''' (hija de Cronos y Rea, hermana de Zeus, y diosa de la fertilidad y el trigo). Su tío '''Hades''' (hermano de Zeus y dios de los Infiernos), se enamoró de ella y un día la raptó. | ||
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La joven se encontraba recogiendo flores en compañía de sus amigas las ninfas y hermanas de padre, '''Atenea''' y '''Artemisa''', y en el momento en que va a tomar un lirio, (según otras versiones un narciso), la tierra se abre y por la grieta '''Hades''' la toma y se la lleva. | La joven se encontraba recogiendo flores en compañía de sus amigas las ninfas y hermanas de padre, '''Atenea''' y '''Artemisa''', y en el momento en que va a tomar un lirio, (según otras versiones un narciso), la tierra se abre y por la grieta '''Hades''' la toma y se la lleva. |
Revisión de 21:10 2 dic 2017
Contenido
- 1 La mitología grecolatina
- 1.1 Cronos: el tiempo devorador
- 1.2 Deucalión y Pirra
- 1.3 El rapto de Europa
- 1.4 Prometeo y el robo del fuego
- 1.5 La caja de Pandora
- 1.6 La leyenda de Pegaso
- 1.7 Eco y Narciso
- 1.8 Orfeo y Eurídice
- 1.9 Eros y Psique
- 1.10 Hero y Leandro
- 1.11 Cadmo y Hermione
- 1.12 Fedra e Hipólito
- 1.13 Adonis (y Venus)
- 1.14 Las amazonas
- 1.15 Andrómaca (y Héctor)
- 1.16 Odiseo o Ulises
- 1.17 Hermafrodito
- 1.18 Jacinto
- 1.19 Hércules o Heracles
- 1.20 La manzana de la discordia y la guerra de Troya
- 1.21 El rapto de Perséfone
- 2 Bibliografía, webgrafía
- 3 Edición, revisión, corrección
La mitología grecolatina
Los mitos griegos y romanos han tenido siempre una gran vigencia en la cultura occidental. No solo durante la Edad Antigua, la Edad Media y la Edad Moderna, sino también en nuestra Edad Contemporánea siguen haciéndose versiones renovadas de los grandes mitos clásicos. Y no únicamente en la literatura: también en otras artes, como el teatro, la danza, la música, el cine...
Cronos: el tiempo devorador
Deucalión y Pirra
El rapto de Europa
Prometeo y el robo del fuego
La caja de Pandora
La leyenda de Pegaso
En la mitología griega, Pegaso (en griego, Πήγασος) era un caballo alado, es decir, un caballo con alas.
Pegaso fue el primer caballo que llegó a estar entre los dioses. Era el caballo de Zeus, dios del Cielo y de la Tierra. Nació de la sangre derramada por Medusa cuando Perseo le cortó la cabeza a esta gorgona, una de las tres hermanas (las otras eran Esteno y Euríale).
Suele representarse en blanco o negro y tiene dos alas que le permiten volar. Una característica de su vuelo es que, cuando lo realiza, mueve las patas como si estuviera corriendo por el aire. Según las fuentes clásicas, Perseo no llegó a volar montado en Pegaso, puesto que lo hacía gracias a unas sandalias aladas; sin embargo, muchos artistas renacentistas lo representaron volando en este caballo. Y en la filmografía sobre el héroe –las distintas películas sobre la leyenda que se han realizado a lo largo de la historia, como Furia de titanes- suele aparecer esta escena, que es realmente una de las más espectaculares.
Pegaso aparece en la mitología relacionado fundamentalmente con el héroe Belerofonte, quien a lomos del equino alado logró dar muerte a la Quimera, bestia de múltiples cabezas (entre ellas, una de león y otra de cabra) que asolaba los territorios de Licia. Gracias al alado corcel, Belerofonte pudo obtener también una victoria sobre las amazonas.
Belerofonte encarna el "defecto" de la ambición excesiva: cuando por fin consiguió montar a Pegaso, obligó al caballo a llevarlo al Olimpo, pues quería convertirse en un dios inmortal. Pero Zeus, molesto por tamaña osadía, envió a un insignificante mosquito que picó el lomo de Pegaso y este, encabritado, precipitó al vacío a Belerofonte sin matarlo, pero dejándolo lisiado para toda la vida y condenado a vagar apartado del mundo recordando sus pasadas glorias.
La leyenda de Pegaso puede haber influido la formación de la figura del buraq en la tradición islámica. Es uno de los equinos más célebres de la literatura, junto con Rocinante (caballo de Don Quijote de la Mancha), Babieca (el del Cid), Bucéfalo (el de Alejandro Magno) y el caballo de Troya (junto con Clavileño, que también sale en El Quijote, el único caballo de madera).
Eco y Narciso
Orfeo y Eurídice
Eros y Psique
Cuenta la historia que, hace mucho tiempo, existieron un rey y una reina que tenían tres hijas. La menor, Psique, de deslumbrante belleza, era adorada por los humanos como una reencarnación de la diosa Afrodita. La diosa, celosa de la belleza de la mortal Psique, pues los hombres estaban abandonando sus altares para adorar en su lugar a una simple mujer, ordenó a su hijo Eros que intercediera para hacer que la joven se enamorase del hombre más horrendo y vil que pudiera existir.
Por su parte, la belleza no había traído a Psique felicidad alguna. Los hombres la idolatraban de mil maneras, pero ninguno osaba acercársele ni pedir su mano. Los preocupados padres consultaron al Oráculo de Apolo para determinar qué le depararía el destino a su hija. Lejos de encontrar consuelo, el Oráculo predijo que Psique se casaría en la cumbre de la montaña con un monstruo de otro mundo. Psique aceptó amargamente su destino, y obedeciendo al Oráculo, sus padres la llevaron hasta la cima de la montaña seguidos por una larga procesión, donde la abandonaron en llanto para enfrentar a una muerte segura.
Así la encontró el Céfiro (viento del Oeste), quien la elevó por sobre las montañas hasta depositarla en un valle colmado de flores. Al despertar, Psique se internó en el bosque cercano siguiendo el sonido del agua. Lo que encontró fue un hermoso palacio, de indescriptible lujo y belleza, y voces sin cuerpo susurrando que el palacio le pertenecía y que todos estaban allí para servirla. Esa noche, mientras yacía en la oscuridad de su nueva alcoba, un desconocido la visitó para hacerla su esposa. Su voz era suave y amable, pero él no se dejaba ver a la luz del día, lo cual despertaba la curiosidad de Psique que deseaba conocer su rostro.
Con el paso del tiempo, Psique comenzó a sentir desasosiego y sufría por sentirse sola. Extrañaba a sus hermanas, a quienes no veía desde hace tiempo, y esto le causaba tristeza. Imploró entonces a su esposo que le permitiera recibir la visita de aquellas, pero él le advirtió que ellas tratarían de incitar su curiosidad y la alentarían a desvelar la identidad de su marido. Le advirtió una y otra vez que no se dejara persuadir por sus hipócritas hermanas, ya que el día en que ella viera su cara no lo volvería a ver más y sería el día en que acabaría su felicidad.
Finalmente, Eros cedió ante las intensas súplicas de Psique y pidió al viento Céfiro que acercara a las hermanas al palacio. Éstas, ante la visión de tanto lujo y belleza, ardieron de celos y envidia ante la buena fortuna que había tocado a su hermana. Secretamente, cada una de ellas comenzó a desmerecer lo que a ellas mismas les había tocado en suerte: ancianos maridos y mezquinas riquezas, en comparación con el esplendor en que vivía Psique. Se fueron del palacio planeando cómo castigar a su hermana y, a su retorno, la convencieron de que su marido era una monstruosa serpiente que esperaba al acecho para devorarla. Le sugirieron un detallado plan de acción, que se basaba en esperar que el sueño venciera a su marido para luego acercarse a él con una lámpara y un puñal y cortar su cabeza venenosa.
Esa misma noche, Psique esperó a que su marido se durmiera y encendió su lámpara para observarlo. A quien vio fue al más hermoso de los dioses, el mismísimo Eros. El cuchillo cayó de sus manos y, mientras observaba extasiada esa imagen gloriosa, una gota de aceite de la lámpara cayó en el hombro de Eros. Éste despertó y, librándose del abrazo y los lamentos de Psique, expresó su decepción por la traición de su esposa. Le contó que él mismo había desobedecido las órdenes de su propia madre al enamorarse de ella, pero que ya todo estaba arruinado. Y así desplegó sus alas y se fue.
Psique comenzó entonces una búsqueda desesperada por encontrar a Eros que culminó en su llegada al templo de Afrodita. Ésta, llena de ira y deseos de venganza, rasgó las vestiduras de la bella y le encomendó tareas imposibles como clasificar miríadas de semillas distintas. Psique recibía ayuda de distintos dioses y fuerzas de la naturaleza, lo que hizo posible que completara los desafíos. Afrodita entonces inventó un nuevo castigo para ella: debería internarse en mundo subterráneo en busca de Perséfone, reina de los infiernos, para rogarle que le diera un poco de su belleza dentro de un cofre. Sorteando varias dificultades, Psique cumplió la tarea y comenzó su viaje de vuelta hacia la luz. En el camino, cayó presa nuevamente de la curiosidad. Atraída por el deseo de agradar más a su amado adornándose de belleza divina, abrió el cofre e inmediatamente cayó en un sueño mórbido.
Mientras, Eros, recién recuperado de su herida, salió en busca de su esposa para despertarla. Se dirigió a visitar a Zeus para rogarle que tuviera compasión de Psique, que la hiciera inmortal y así podría vivir con él en los cielos. Zeus se compadeció de Eros y apaciguó a Afrodita, diciéndole que aquel sería un casamiento digno del chico. Así que ordenó el casamiento de los jóvenes, que duraría para siempre.
Hero y Leandro
Cadmo y Hermione
Fedra e Hipólito
Adonis (y Venus)
Las amazonas
Andrómaca (y Héctor)
Odiseo o Ulises
Hermafrodito
Jacinto
Hércules o Heracles
Hijo de Zeus y de Almena, esposa de Anfitrión, fue concebido en una triple noche, sin que por ello se alterase el orden de los tiempos, ya que las noches siguientes fueron mas cortas.
Se dice que el día de su nacimiento resonó el trueno en Tebas con furioso estrépito, y otros muchos presagios anunciaron la gloria del hijo del dueño y señor del Olimpo. Alcmena dio a luz dos mellizos, Heracles e Ificles. Anfitrión deseando saber cuál de los dos era su hijo, envió dos serpientes que se aproximaron a la cuna de los mellizos. El terror se apoderó de Ificles, quien quiso huir, pero Heracles despedazó a las serpientes y mostró ya entonces, que era digno hijo de Zeus.
Por otro lado, Hera, movida por los celos, resolvió eliminar al recién nacido enviando contra él a dos terribles dragones para que le despedazasen. El niño, sin el menor espanto, los trituró e hizo pedazos.
Palas logró que se apaciguara la cólera de Hera hasta el extremo de que la reina de los dioses consintió en darle de mamar de su pecho al hijo de Almena. Se cuenta que Heracles, abandonando el pecho, dejó caer algunas gotas de leche que se derramaron sobre el cielo, formándose de esta singular manera la vía láctea o camino de Santiago.
Los maestros más hábiles se encargaron de la educación de Heracles, Autólico le enseñó la lucha y la conducción de carros; Eurito, rey de Elia, el manejo del arco: Eumolpo, el canto; Cástor y Pólux, la gimnasia; Elio, le enseñaba a tocar la lira y el centauro Quirón, la astronomía y medicina.
Su desarrollo físico fue extraordinario y su fuerza portentosa. Heracles era un gran bebedor, y su jarro era tan enorme que se necesitaba la fuerza de dos hombres para levantarlo.
Cuando Heracles creció, Hera vertió en su copa un veneno que lo enloqueció y esta locura hizo que Heracles matara a su mujer y a sus propios hijos confundiéndolos con enemigos. Como castigo fue enviado con el primo de Hera, Euristeo, para servirle por 12 años. Euristeo, estimulado por Hera, siempre vengativa, le encomendó las empresas mas duras y difíciles, las cuales se llamaron los doce trabajos de Heracles. Estas fueron: El león de Nemea, la hidra de Lerna, el jabalí de Erimanto, las aves de Stinfálidas, la cierva de Artemisa, el toro de Creta, los establos de Augías, robar los caballos de Diomedes, robar las manzanas de las Hespérides, arrebatar el cinturón de Hipólita, dar muerte al monstruo Gerión, y arrastrar a Cerbero fuera de los infiernos.
De todos ellos salió victorioso el héroe y son otros muchos los que asimismo se le atribuyen, pues casi todas las ciudades de Grecia se vanagloriaban de haber sido teatro de algún hecho maravilloso de Heracles. Exterminó a los centauros, mató a Busilis, Anteo, Hipocoón, Laomedonte, Caco y a otros muchos tiranos; libró a Hesione del monstruo que iba a devorarla, y a Prometeo del águila que le comía el hígado, separó los dos montes llamados más tarde columnas de Heracles, etc.
El amor, pese a las numerosas hazañas realizadas por el héroe, ocupó intensamente el espíritu y el cuerpo de Heracles. Tuvo muchas mujeres y gran número de amantes. Las más conocidas son Megara, Onfalia, Augea, Deyanira y la joven Hebe, con la cual se casó en el cielo, sin olvidar las cincuenta hijas de Testio, a las cuales hizo madres en una noche.
El odio del centauro Neso, unido a los celos de Deyanira, fueron la causa de la muerte del héroe. Sabedora esta princesa de los nuevos amores de su esposo, le envió una túnica teñida con la sangre del centauro, creyendo que con ello impediría que amara a otras mujeres. Pero apenas se la puso el veneno del que estaba impregnada hizo sentir su funesto efecto, y penetrando a través de la piel, llegó en un momento hasta los huesos. En vano procuró arrancarla de sus espaldas; la túnica fatal estaba tan pegada a la piel que sus pedazos arrastraban tiras de carne.
Las más espantosas imprecaciones contra la perfidia de su esposa brotaron de los labios del héroe, y comprendiendo que se acercaba su última hora, constituyó una pira en el monte Oeta, extendió sobre ella su piel de león, y echándose encima mandó a Flictetes que prendiera fuego y cuidase sus cenizas.
En el mismo instante en que comenzó a arder la pira, se dice que cayó un rayo sobre ella para purificar lo que pudiera quedar de mortal en Heracles. Zeus lo subió al Olimpo y lo colocó entre los semidioses.
La manzana de la discordia y la guerra de Troya
Cuenta la leyenda, que cuando Peleo, padre del valeroso Aquiles y Tetis, diosa del mar se casaron, enviaron invitaciones de la fiesta para todos los dioses, pero como no querían tener problemas en un día tan especial, decidieron que lo mejor sería no invitar a Eris, la Diosa de la Discordia.
Eris se enojó tanto que se apareció en el banquete de bodas de todos modos. Furiosa se dirigió a la mesa donde se encontraban las diosas más hermosas: Hera, Atenea y Afrodita y arrojó ua enorme manzana con una inscripción tallada que decía: "Para la más Hermosa".
Hera dijo: Debe ser para mí. Pero al instante, Atenea y Afrodita también reclamaron la manzana y pusieron a Zeus como árbitro. Zeus, no quería tomar parte por ninguna de las diosas ya que sabía que por lo menos dos de ellas terminarían haciendo reclamos por su intervención o lo que es peor, enemistadas con él y decidió quitarse el problema de encima. No se le ocurrió nada mejor que enviar al dios mensajero, Hermes (Mercurio), en a busca de Paris (príncipe de Troya) con el encargo del Juicio que se le pedía; localizó al príncipe-pastor y le mostró la manzana de la que tendría que hacer entrega a la diosa que considerara más hermosa. Precisamente por eso lo había elegido Zeus; por haber vivido alejado y separado del mundo y de las pasiones humanas. Así, se esperaba de él que su juicio fuera absolutamente imparcial. Cada una de las tres diosas fueron desfilando ante él cubriéndolo de promesas.
Prometo darte poder y riquezas si me eliges,serás emperador de toda Asia- Dijo Hera.- Atenea le prometió: -Si dices que yo soy la más bella, te otorgaré gloria en las guerras y gran intenligencia y sabiduría. Pero, la sensual Afrodita, que era muy astuta, le dijo:-Te daré el amor de la mujer que consideres para ti como la más bella del mundo.-
Afrodita obtuvo la manzana de oro y desde ese momento fue la más bella de todas las diosas, pero también de ahí en adelante Hera y Atenea se convertirían en sus peores enemigas.
La decisión de Paris hubo de traer graves consecuencias para su pueblo, ya que la hermosa mujer por la que Afrodita hizo crecer el amor en el pecho de Paris, era Helena, la esposa del rey de Esparta, Menelao; en ocasión del paso de Paris por las tierras de este rey, y después de haber estado una noche en su palacio, Paris raptó a la bella Helena y se la llevó a Troya. El amor por Helena daría lugar a la mayor guerra jamás vista hasta entonces.
Esto enfureció a Menelao y éste convocó a los reyes aqueos como Agamenón, su hermano, que fue nombrado comandante en jefe; Odiseo, que, inspirado por Atenea, fue el que ideó el caballo de madera con el que la expedición aquea pudo por fin tomar Troya y Aquiles, entre muchos otros, para ir a recuperar a Helena o, si fuese necesario, pelear por ella en Troya, hecho que glosa Homero en la Ilíada.
El rapto de Perséfone
Perséfone es hija de Zeus y Deméter (hija de Cronos y Rea, hermana de Zeus, y diosa de la fertilidad y el trigo). Su tío Hades (hermano de Zeus y dios de los Infiernos), se enamoró de ella y un día la raptó.
La joven se encontraba recogiendo flores en compañía de sus amigas las ninfas y hermanas de padre, Atenea y Artemisa, y en el momento en que va a tomar un lirio, (según otras versiones un narciso), la tierra se abre y por la grieta Hades la toma y se la lleva.
De esta manera, Perséfone se convirtió en la diosa de los Infiernos. Aparentemente, el rapto se realizó con la cómplice ayuda de Zeus, pero en la ausencia de Deméter, por lo que ésta inició unos largos y tristes viajes en busca de su adorada hija, durante los cuales la tierra se volvió estéril.
Al tiempo, Zeus se arrepintió y ordenó a Hades que devolviera a Perséfone, pero esto ya no era posible pues la muchacha había comido un grano de granada, mientras estuvo en el Infierno, no se sabe si por voluntad propia o tentada por Hades. El problema era que un bocado de cualquier producto del Tártaro implicaba quedar encadenado a él para siempre.
Para suavizar la situación, Zeus dispuso que Perséfone pasara parte del año en los confines de la Tierra, junto a Hades, y la otra parte sobre la tierra con su madre, mientras Deméter prometiera cumplir su función germinadora y volviera al Olimpo.
La leyenda cuenta que el origen de la Primavera radica precisamente en este rapto, pues cuando Perséfone es llevada a los Infiernos, las flores se entristecieron y murieron, pero cuando regresa, las flores renacen por la alegría que les causa el retorno de la joven. Como la presencia de Perséfone en la tierra se vuelve cíclica, así el nacimiento de las flores también lo hace.
Por otra parte, durante el tiempo en que Perséfone se mantiene alejada de su madre, Deméter y confinada a el Tártaro, o mundo subterráneo, como la esposa de Hades, la tierra se vuelve estéril y sobreviene la triste estación del Invierno.
Bibliografía, webgrafía
- LU-02. Literatura antigua (Grecia y Roma), web del IES Avempace.
- CALERO HERAS, José, "Tema 2-Literatura griega", en Literatura universal. Bachillerato. Barcelona, Octaedro, 2009, pp. 20-36.
- IBORRA, Enric, "Tema 1. Antigüedad (II): Literaturas griega y latina", en Literatura universal. Bachillerato. Alzira, Algar, 2016, pp. 33-58.
- Literaturas orientales y grecolatina, unidad de muestra, documento en la web del IES Avempace.
- Preguntas sobre literatura antigua oriental y grecolatina, documento en la web del IES Avempace.
- Cosas de la mitología clásica, documento en la web del IES Avempace.
- Jasón y los argonautas, muestra, documento en la web del IES Avempace.
- Personajes históricos grecolatinos, documento en la web del IES Avempace.
- Los tres deseos de Alejandro Magno, documento en la web del IES Avempace.
Edición, revisión, corrección
- Primera redacción (noviembre 2017): Letraherido.
- Revisiones, correcciones: Letraherido