El teatro de Federico García Lorca (1898-1936): las tragedias

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Revisión de 13:27 22 mar 2021 por Letraherido (Discusión | contribuciones) (Bodas de sangre (1933))

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  "El teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana" (Federico García Lorca)

Criterios específicos de corrección

El alumno podría empezar su discurso contextualizando el teatro de Lorca dentro del teatro en la Generación del 27 (que es esencialmente poética), citando por ejemplo los intentos de Salinas y Alberti en el género, aunque sin duda es el poeta de Granada quien más destacó en el género dramático.

Podría citar también la aportación de Alejandro Casona, exiliado primero y retornado después, a quien se suele adscribir en ocasiones a la misma Generación del 27.

En el caso de Lorca, el alumno deberá decir cómo a partir de 1930, cuando publica Poeta en Nueva York, su interés por el teatro es cada vez mayor, colaborando con las "Misiones Pedagógicas" de la Segunda República con su compañía "La Barraca", con la que representó obras clásicas por muchos pueblos de España. Podrá hablar también de algunas comedias lorquianas, pero, sobre todo, lo que de ninguna manera puede faltar es la alusión a las tres grandes tragedias de Lorca: La casa de Bernarda Alba, Yerma y Bodas de sangre, sobre las que deberá detenerse y comentar algunas de sus características: argumento, personajes, representaciones...

El teatro de la Generación del 27

Como sabemos, la Generación del 27 es una promoción de jóvenes esencialmente poética. Pero, como vamos a ver a continuación, también renovó las tablas hispánicas, fundamentalmente a través de la figura clave de Federico García Lorca.

Las obras teatrales de la Generación del 27 son continuadoras de la corriente de teatro innovador que, a principios del siglo XX, surge como reacción al teatro comercial que representaban Marquina, Villaespesa, Arniches o Benavente, entre otros autores. Estos intentos de renovación se habían iniciado ya con los intentos de las generaciones literarias anteriores: Unamuno (de la Generación del 98) y Gómez de la Serna (del Novecentismo), aunque serán Valle-Inclán, noveintaiochista, y García Lorca, miembro de la Generación del 27, quienes culminarán la tarea.

Dentro de la Generación del 27, además de Lorca, que es la figura más descollante, podemos citar también a algunos autores dramáticos de vanguardia, como el primer Max Aub, con su teatro abstracto y moderno, entre otros (luego, Aub evoluciona hacia el compromiso social). Y por supuesto, también debemos citar a Pedro Salinas (autor de Judith y el tirano y de El dictador) y a Rafael Alberti (con El hombre deshabitado, Fermín Galán, Noche de guerra en el Museo del Prado) quienes contribuyan decisivamente a la renovación de la escena española.

Entre los autores que innovaron en teatro, tenemos que citar igualmente a:

  • Miguel Hernández, que si bien es considerado un "epígono del 27", más que un miembro del grupo generacional de pleno derecho (él pertenecía a la generación siguiente, la llamada Generación del 36), tiene obras destacables en el terreno de la innovación teatral como Quién te ha visto y quién te ve y El labrador de más aire.
  • Alejandro Casona, que por edad y formación perteneció a la Generación del 27, pero que se fue al exilio finalizada la Guerra civil, como tantos otros escritores (Juan Ramón Jiménez, Ramón J. Sender, Luis Cernuda...)

Hay características que comparten estos autores, tales como la depuración del teatro poético, la incorporación de las formas de vanguardia y el acercamiento del teatro al pueblo (por ejemplo, Lorca y Casona colaboraron en las Misiones pedagógicas de la IIª República y contribuyen con su trabajo a difundir el teatro entre el pueblo).

Federico García Lorca (1898-1936), autor teatral

La obra teatral de García Lorca se centra en temas existenciales. Muestra influencia modernista, lopista y calderoniana. Es decir, como miembro de la Generación del 27, mezcla tradición y modernidad, clasicismo y vanguardia.

Estéticamente, su teatro se opone al convencionalismo burgués de Jacinto Benavente. A veces, la reducción del pueblo a símbolo de temas abstractos (odio, superstición, sometimiento) perjudica a sus obras, por la interpretación acaso excesivamente esquemática que puede dar. Su teatro poético, entreverado de momentos líricos (al fin y al cabo, Lorca era sobre todo un poeta), incluye Mariana Pineda (1927), Bodas de Sangre (1933), Yerma (1934), Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935) y La casa de Bernarda Alba (1936).

Hay que apuntar también sus farsas, por lo que aportan como juego de ingenio e inyección de alegría en el panorama de las letras contemporáneas: La zapatera prodigiosa (1930), Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín (1931) y Retablillo de don Cristóbal (1931).

Desde muy temprana edad, Lorca fue un enamorado del teatro. En 1920, gracias a sus relaciones con personalidades influyentes, pudo estrenar El maleficio de la mariposa, sobre el amor imposible entre una mariposa y una cucaracha. Pero la obra fue un rotundo fracaso, y eso motivó que Lorca se apartase del teatro durante un tiempo y no volvió a estrenar hasta siete años más tarde. En ese tiempo, Lorca se volvió a la poesía, y así surgieron Canciones (1927), Romancero gitano (1928) y Poema del cante jondo (1931), donde mezcla tradición y vanguardia, como buen epígono de la Generación del 27.

Muy molesto con la lectura folclorista de sus poemarios, especialmente de su famoso Romancero gitano, pues él había querido hacer lo contrario (algo antifolclórico y antipintoresco), y desencantado de su relación con el escultor Emilio Aladrén, en 1927 vuelve al teatro con Mariana Pineda (1927), obra teatral en verso sobre la célebre heroína de Granada ajusticiada por reclamar la libertad del pueblo durante la monarquía absoluta de Fernando VII. Y en 1929, en plena crisis sentimental, se va a Nueva York, donde estuvo hasta junio de 1930. Allí fue al teatro, escuchó jazz y blues, leyó a Walt Whitman y a T.S. Eliot, pero la ciudad de los rascacielos lo deslumbró negativamente, un lugar "de alambre y muerte", capitalista, deshumanizado, donde los seres humanos son simples números.

   "Nueva York es la gran mentira del mundo".
   "Los ingleses han llevado allí una civilización sin raíces. Han levantado
casas y casas, pero no han ahondado en la tierra".

Le horrorizaba la discriminación de los negros. Su desazón la plasmó en Poeta en Nueva York (publicado en 1940, póstumo), libro de imágenes surrealistas donde define a Nueva York con dos palabras: "geometría y angustia", "la esclavitud dolorosa del hombre y máquina juntos".

Tras dejar Nueva York, en marzo de 1930, pasó tres meses en Cuba, donde se sintió "en el paraíso", "en la América con raíces, la América de Dios". Allí dio recitales y conferencias y tuvo mucho éxito. A partir de esta experiencia, escribió para el teatro El público, obra audaz, irrepresentable, donde expone sin tapujos su homosexualidad. Lorca sabía que esta obra era irrepresentable para el público burgués español que acostumbraba a frecuentar los teatros. Así que hizo para ese público una obra más convencional, como La zapatera prodigiosa, "farsa violenta", que se estrenó en Madrid, en diciembre de 1930.

En 1931, se proclamó la República y Lorca estaba encantado con este nuevo proyecto político español. Colaboró con el Ministerio de Instrucción Púbica, desde donde le pidieron que dirigiera "La Barraca", compañía de teatro ambulante formada por universitarios madrileños que habría de llevar por los pueblos de España las obras de Cervantes, de Lope, de Calderón... Quería Lorca que el teatro volviera "al pueblo, del que se ha apartado". Creía él en la utilidad del teatro para educar:

   "El teatro es uno de los más expresivos y útiles instrumentos para la educación
de un país y el barómetro que marca su grandeza o su descenso".
   "Un teatro sensible y bien orientado en todas sus ramas, desde la tragedia al
vodevil, puede cambiar en pocos años la sensibilidad de un pueblo".

Lorca aprendió allí a ser director de escena, a leer a los clásicos, a ganarse al público, a olvidarse del teatro burgués de las ciudades.

Volvió entonces al experimentalismo, con Así que pasen cinco años (1931), drama críptico sobre el destino, el tiempo, el amor y la muerte, del que él mismo dijo: "no hay compañía que se anime a llevarla a escena". Así que decidió hacer algo menos rupturista y escribió Bodas de sangre (1933), estrenada en el teatro Beatriz, de Madrid, y después en Buenos Aires, Rosario, Córdoba y Montevideo. Lorca viajó a Sudamérica y se hizo allí tan famoso con sus conferencias y sus lecturas de poemas que la gente lo reconocía por la calle.

En 1934, regresó a Madrid y estrenó Yerma, tragedia de una mujer atormentada por la esterilidad, considerada "inmoral" y "pornográfica" por la España conservadora.

Entre 1935 y 1936, escribió Comedia sin título, obra radicalmente moderna, donde el pueblo es el motor de la revolución. En 1935, Margarita Xirgu llevó a las tablas Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores, que reflejaba el "drama profundo" de las solteronas españolas.

En 1936, vivía un momento muy creativo. Terminaba La casa de Bernarda Alba, tenía muy adelantada la Comedia sin título, había empezado Los sueños de mi prima Aurelia. Tenía 38 años y se sentía pletórico de fuerzas y rico en experiencias. Decía que el teatro debía abordar temas tradicionalmente apartados de las tablas:

   "Hoy no interesan más que dos clases de problemas: el social y el sexual".
   "El artista debe llorar y reír con su pueblo. Hay que dejar el ramo de azucenas
y meterse en el fango hasta la cintura para buscar las azucenas".

Con el golpe de estado del 14 de julio de 1936, sintió miedo, pues él había apoyado al Frente Popular y era, además, un homosexual que se había atrevido a dejar entrever su condición. Dejó entonces Madrid y se fue a Granada, pensando que en su tierra natal estaría más seguro. Queriendo huir de la muerte, fue a encontrarse con ella. Se refugió primero en su casa de la Huerta de San Vicente y, luego, queriendo sentirse más protegido, en la casa de su amigo el poeta Luis Rosales, de una conocida familia falangista. Pero allí fueron a buscarlo los golpistas. Lo encerraron y después lo asesinaron en el barranco de Víznar, cerca de Granada, el 18 de agosto.

Como dijo su amigo, el pintor Gregorio Prieto, al poeta lo mataron por envidia:

   "Lorca era una persona buenísima, pero la gente no le perdonaba que fuera como
era, porque donde estaba Lorca todo era alegría".

Las tragedias de Federico García Lorca: La casa de Bernarda Alba, Yerma, Bodas de sangre

Bodas de sangre (1933)

(Ver más información en la pregunta de la Wikimpace: "Bodas de sangre, entre la poesía y el teatro".

Yerma (1934)

De ambiente rural, es la "tragedia de la mujer estéril". La protagonista desea, durante más de cinco años de matrimonio, tener un hijo. Entonces, se entera de que su marido no siente deseo de tener hijos y lo mata, en un ataque de rabia y odio.

El tema principal de la tragedia es el instinto frente a la represión, ya que Yerma lucha porque su instinto le dice que debe ser madre, pero no logra conseguirlo y por eso termina odiándose a sí misma: ella sola mata la única posibilidad que tenía de ser madre al asesinar a su marido.

Consciente del éxito del drama rural, Lorca elabora estas obras suyas conjugando mito, poesía y sustancia real, tratando de retratar a una mujer a la vez oprimida y segura de sí misma.

La casa de Bernarda Alba (1936)

Esta escrita únicamente en prosa y lleva por subtítulo Drama de mujeres en los pueblos de España. Lorca la denominó drama, y no tragedia, por la falta de elementos míticos o la ausencia del coro. Es considerada drama trágico por algunos críticos.

La obra plantea la pugna entre el poder y la libertad. La protagonista, Bernarda, representa el ansia de dominio, del que son víctimas quienes conviven con ella, particularmente sus cinco hijas, a las que obliga a guardar un severísimo luto tras la muerte de su marido.

Bibliografía, webgrafía

Trabajos de los alumnos

Edición, revisión, corrección

  • Primera redacción (enero 2018): Sergio Gavín y David Larque. Segunda redacción (enero 2020): Ana Alba y Sandra Alamán. Roberto Gómez y Andrei Sava.
  • Revisiones, correcciones: Letraherido