Diferencia entre revisiones de «Historia Sagrada. Nuevo Testamento: parábolas de Jesús, hechos de vida...»

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(El bautismo de Jesús en el río Jordán por Juan el Bautista)
(Parábolas de Jesús: parábola de la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio)
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“No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os serás medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! '''saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano'''.” '''(Mateo 7:1-5)'''. 
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En este fragmento de la Biblia nace la famosa expresión que condena la manera de juzgar que tienen muchas personas, aquellas '''que ven todos los defectos en los demás, pero que no pueden o no quieren ver los propios'''.
  
 
===Parábolas de Jesús: parábola del sembrador===
 
===Parábolas de Jesús: parábola del sembrador===

Revisión de 12:49 23 nov 2020

Algunos episodios célebres del Nuevo Testamento

La Adoración de los Reyes Magos (6 de enero)

  • Autora: Marina Mateo
  • Fecha: Noviembre de 2020.

La Adoración de los Reyes Magos se celebra cada año el 6 de enero. Se celebra que los Reyes Magos de Oriente, Melchor, Gaspar y Baltasar, llevaron al Niño Jesús oro, incienso y mirra.

La visita del Niño Jesús al templo

  • Autora:
  • Fecha: Diciembre de 2020.
  • Fuentes:

El bautismo de Jesús en el río Jordán por Juan el Bautista

  • Autora:
  • Fecha: Diciembre de 2020.
  • Fuentes:

Salomé y Juan el Bautista

(Autora: Ainhoa Hernández. 1º Bachillerato BB. Curso 2019-2020.)

Salomé fue una princesa idumea, hija de Herodes Filipo I y Herodías, relacionada con la muerte de Juan el Bautista.

Según los evangelios sinópticos, Juan el Bautista reprobaba el matrimonio entre Herodes Antipas y Herodías, porque ella era hija del medio hermano de Herodes, el llamado Aristóbulo. Además, ella había estado casada antes con su otro medio hermano, Herodes Filipo II.

A causa de la reprobación constante y de la condena del profeta hacia el rey y su nueva reina, Herodes Antipas mandó encerrarlo en un calabozo. Pero no se atrevió a dar la orden de que lo mataran, por temor a las protestas del pueblo. El día del cumpleaños de Herodes, sin embargo, en medio de una fiesta, con los principales de Galilea allí presentes, Salomé, la bella hija de Herodías, realizó una sensual danza del vientre para él; pero antes hizo que el monarca jurara solemnemente que le concedería como regalo lo que ella quisiera. Aconsejada por su madre y guiada también por los celos, puesto que ella había intentado seducir al profeta y él la había rechazado injuriándola además por pecadora, Salomé pidió la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja de plata. Como había dado su palabra, Herodes Antipas, aunque horrorizado, porque él no quería matar al profeta, no tuvo otra que mandarlo decapitar. Un guardia se encargó de entregarle la cabeza a Salomé, como ella había pedido. Ella, a su vez, se la entregó a su madre.

El profeta cayó así víctima de la perfidia de dos mujeres babilónicas.

La historia de Salomé y Juan el Bautista ha dado lugar a muchas representaciones pictóricas e incluso obras de teatro (como Salomé, de Oscar Wilde) y hasta películas (como la protagonizada por Rita Hayworth en el papel de la bella Salomé).

Jesús en el sermón de la montaña

Las bodas de Canáa. El milagro de los panes y los peces

(Autora: Lorena Bolívar, 1º Bachillerato BB. Curso 2019-2020)

Multiplicación de los panes y los peces, de Giovanni Lanfranco

Las bodas de Canáa es el nombre con el que se suele identificar un relato que tiene lugar al final de la primera semana del ministerio de Jesucristo en el Evangelio de Juan. Este pasaje describe el primer signo realizado por Jesús, el cual tuvo por marco una boda en Canáa, en Galilea, a la que también asistían su madre (la Virgen María) y sus discípulos.

En un momento dado, faltó el vino en el banquete, algo que traería oprobio a los novios, puesto que las comidas nupciales debían ser copiosas y abundantes. María dijo a los sirvientes que obedecieran a Jesús. Este dispuso que se llenara de agua seis tinajas destinadas a las purificaciones; y, al revisar el contenido de aquellas, el agua se había transformado en vino de gran calidad.

Para Juan el Evangelista, esa fue la primera de las señales realizadas por Jesús.

La multiplicación de los panes y los peces es otro de los milagros más repetidos de Jesús quien, con una pequeñísima cantidad de alimento, fue capaz de dar de comer a toda una multitud en más de una ocasión. El suceso está contado seis veces en los Evangelios. Los cuatro evangelistas describen la primera vez, cuando cinco mil hombres fueron saciados con cinco panes y dos peces; Mateo el Apóstol y Marcos, además, relatan la segunda, cuando cuatro mil hombres se alimentaron de siete panes y "unos pocos pescados".

El relato de la primera vez es el siguiente:

Jesús recibió la noticia de la muerte de Juan Bautista. Apenado,
montó en su barca y se fue a un monte desértico para estar a solas. Al
enterarse de su partida, muchos le siguieron, hasta que Jesús se
encontró con una multitud rodeándolo en aquel desierto donde no
había ningún alimento. Compadeciéndose de la gente, Jesús curó
a los enfermos y predicó su mensaje. Pidió a sus discípulos que dieran
de comer ellos mismos a la muchedumbre, pero ellos se dieron cuenta de
que los denarios que tenían (el dinero) no alcanzaban para alimentar a
todos. Apareció un niño con cinco panes y dos peces y Jesús
dio su bendición y ordenó que se agrupara la multitud en grupos de cien
y cincuenta hombres. Finalmente, todos quedaron saciados. Cinco mil hombres,
sin contar mujeres y niños.

Jesús se expresa a sus seguidores a través de los milagros, como el de Canáa o el de la multiplicación de los panes y los peces. Es la forma de decir: "Seguidme y no os arrepentiréis".

La resurrección de Lázaro

(Autora: Zayra Muñoz. 1º Bachillerato BB. Curso 2019-2020.)

Jesús tenia tres buenos amigos en Betania, llamados Lázaro, María y Marta, que eran hermanos.

Un día, Jesús estaba al otro lado del río Jordán y María y Marta le enviaron un mensaje urgente en el que decían que su hermano Lázaro estaba muy enfermo y que fuese lo más pronto posible. Pero Jesús no fue al momento. Tardó dos días en decirles a sus discípulos que tenían que ir todos a Betania, donde debía "despertar" a Lázaro.

Cuando llegó a Betania, Lázaro llevaba cuatro días en la tumba. Marta, al verlo llegar, fue corriendo hacia él y le dijo:

-Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto.

Jesús le respondió:

-Tu hermano volverá a vivir, yo soy la resurrección y la vida.

María corrió a donde estaba Jesús y le dijo:

-Señor, si hubieses estado aquí, nuestro hermano no habría muerto.

Jesús vio que estaba sufriendo mucho y se puso a llorar también. Los que estaban allí se preguntaban por qué Jesús, si había sido tan buen amigo de Lázaro, no lo había salvado. Pero Jesús fue a la tumba de Lázaro, que era una cueva con una piedra tapando la entrada, mandó quitar la piedra y oró:

-Padre, te doy las gracias por escucharme. Yo sé que siempre me escuchas, pero hoy te hablo en voz alta para que la gente crea que tú me enviaste.

Entonces gritó con fuerza: "¡Lázaro, sal!", y de repente Lázaro salió de la tumba, todavía envuelto con vendas, y Jesús dijo: "Quítenle las vendas y dejen que se vaya".

Muchos vieron lo que pasó y pusieron fe en él, pero otros fueron a contárselo a los fariseos. Y, desde ese día, los fariseos planearon cómo matarlo. Uno de los doce apóstoles, Judas Iscariote, fue en secreto a preguntarle a los fariseos:

-¿Cuánto me pagaríais si os ayudo a encontrar a Jesús?

Le ofrecieron treinta monedas de plata. Él aceptó y buscó la oportunidad de entregarles a Jesús.

Jesús y los dos ladrones

Parábolas de Jesús: parábola del hijo pródigo

(Autora: Iliana Morata. 1º Bachillerato BB. Curso 2019-2020.)

Un padre tenía dos hijos, y cuando el menor llegó a la mayoría de edad, le pidió que le diera su parte de la herencia. El padre le concedió su petición y su hijo procedió a irse a otro país, donde malgastó su riqueza con una forma de vida lujosa en la que desperdició todos sus bienes haciendo toda clase de gastos innecesarios.

Después de haber malbaratado todo su dinero, escasamente lograba sobrevivir con un empleo en el que cuidaba cerdos. Hambriento y sin dinero, empezó a recapacitar. Decidió volver donde su padre y pedirle perdón por su necia conducta. Esperaba que su padre lo aceptase tan solo como uno de sus siervos. Para su sorpresa, y el disgusto de su hermano mayor, su padre le dio la bienvenida como a su hijo menor, con una gran celebración. El hijo mayor quedó un tanto resentido porque su padre había aceptado el regreso de su hijo pequeño sin ninguna consecuencia ni reproche. Y cuando le pidió explicaciones a su progenitor, este le contestó que, al igual que un pastor se alegra por cada una de las ovejas que recupera, también él como padre se alegraba de haber recuperado a un hijo que creía perdido para siempre.

Esta parábola es una historia imaginaria para ilustrar un punto espiritual. Jesús está usando este relato para enseñarnos el amor que Dios Padre tiene por cada uno de nosotros. Y, si bien todos hemos sido pecadores como lo fue el hijo pródigo, es consolador saber que Dios perdonará siempre nuestras culpas, a pesar de los errores que hayamos podido cometer.

Esta es una de las parábolas más conocidas de la vida de Jesús. El hijo pródigo se llama así, no porque vuelva a casa, como se suele creer, sino porque fue un hijo "dilapidador, gastizo", pues tal cosa significa en castellano "prodigar" ("dar con exceso", "gastar sin precaución"). Por ejemplo, en la expresión "prodigar en exceso sus caricias", queriendo decir que alguien se muestra excesivamente cariñoso, de manera inadecuada.

Jesús es también conocido como el Buen Pastor, porque cuida de nosotros, su rebaño, con amor y se alegra cada vez que recupera a una persona de vida descarriada como el hijo pródigo. Jesús solía expresarse con sus fieles a través de las parábolas, ya que eran gentes incultas y sencillas a las que había que dirigirse usando ejemplos sencillos de la vida diaria.

Parábolas de Jesús: parábola de la oveja perdida

(Autora: Sahra Yahi. 5ºBB. Curso 2019-2020.)

Pastor llevando feliz la oveja perdida a casa

Jesús usaba parábolas para impartir enseñanzas a sus fieles, ya que, al ser personas humildes y con un bajo nivel de instrucción, debía utilizar un vocabulario comprensible para todos ellos.

Cuando algunos de sus enemigos le recriminaron que se relacionara con los infieles, Él respondió con la parábola de la oveja perdida o extraviada (Evangelio de Lucas 15, 3-7), donde se cuenta que el líder de la religión cristiana usó la figura de un pastor cuyo rebaño estaba compuesto de cien ovejas para explicar su enseñanza.

Según el Evangelio, un día, el pastor llevó a pastar a su rebaño, pero, cuando se dio cuenta de que una de las ovejas se había perdido, decidió dejar en lugar seguro al resto y salir en busca de la oveja perdida. Una vez que la encontró, se alegró mucho y decidió llevarla en brazos hasta llegar a su hogar, donde llamó a sus amigos y vecinos para que se alegraran del hallazgo del animal tanto como lo había hecho él.

En esta historia, el pastor simboliza metafóricamente a Dios y las ovejas, a los seres humanos. Así, Jesús explicó a sus fieles por qué se relacionaba con los pecadores: para salvarlos, como el pastor salvó a la oveja perdida. También usó la parábola para explicarnos que Él se alegraba de recibirnos en su rebaño si nos arrepentimos de nuestros errores y decidimos ir por el camino del bien.

  "Se le acercaban todos los publicanos y pecadores para oírle. Pero los
fariseos y los escribas murmuraban diciendo:
   'Este recibe a los pecadores y come con ellos'. Entonces les propuso
esta parábola: '¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y pierde una, no
deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se perdió
hasta encontrarla?
   Y, cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso, y, al llegar
a casa, convoca a los amigos y vecinos y les dice:
   Alegraos conmigo, porque he encontrado la oveja que se me perdió'.
Os digo que, del mismo modo, habrá en el Cielo mayor alegría
por un pecador que hace penitencia que por noventa y nueve justos que no
la necesitan".

La parábola es muy conocida y de ahí viene que los cristianos sean definidos a menudo como el rebaño de Dios y que a Jesús se lo llame el Buen Pastor.

Parábolas de Jesús: parábola de los talentos enterrados

Parábolas de Jesús: parábola del siervo fiel

Parábolas de Jesús: parábola del trigo y la cizaña

Parábolas de Jesús: parábola de la higuera estéril

Parábolas de Jesús: parábola del buen samaritano

Parábolas de Jesús: parábola de la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio

Jesús les conto a los campesinos:

“No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os serás medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.” (Mateo 7:1-5).

En este fragmento de la Biblia nace la famosa expresión que condena la manera de juzgar que tienen muchas personas, aquellas que ven todos los defectos en los demás, pero que no pueden o no quieren ver los propios.

Parábolas de Jesús: parábola del sembrador

Parábolas de Jesús: parábola de las diez vírgenes

Parábolas de Jesús: la parábola del juicio final

(Autor: José Miguel Arévalo, 1º Bachillerato BB. Curso 2019-2020)

Juicio final de la Capilla Sixtina

La parábola del juicio final, también llamada parábola de las ovejas y los cabritos, el juicio de las naciones o el juicio universal, es una parte del discurso apocalíptico que el Evangelio de Mateo (25, 31-46) presenta en boca de Jesús de Nazaret. Constituye una costumbre de predicación y un mensaje exigente, en este pasaje, considerado por algunos como una obra maestra, con el que el evangelista Mateo finaliza el ministerio publico de Jesús inmediatamente antes del inicio de su pasión.

En esta parábola, Jesucristo presenta la compasión como el criterio que decidirá el destino final de los seres humanos, una compasión activa, caracterizada sobre todo por las obras de misericordia que el creyente debe realizar con las personas desheredadas, olvidadas, desahuciadas y con pobres de todo tipo.

   Cuando venga el Hijo del Hombre en su gloria acompañado de todos los ángeles, se sentará entonces en el trono de su gloria,
y serán reunidas ante él todas las gentes; y separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,
y pondrá las ovejas a su derecha, los cabritos en cambio a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: "Venid, 
benditos de mi Padre, tomad posesión del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo: porque tuve hambre y me disteis
de comer; tuve sed y me disteis de beber; era peregrino y me acogisteis; estaba desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, 
en la cárcel y vinisteis a verme". Entonces le responderán los justos: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento
y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos peregrino y te acogimos, o desnudo y te vestimos? o ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y 
vinimos a verte?" Y el Rey en respuesta les dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí 
me lo hicisteis". Entonces dirá a los que estén a la izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus 
ángeles, porque tuve hambre y no me disteis de comer; tuve sed y no me disteis de beber; era peregrino y no acogisteis; estaba desnudo 
y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis". Entonces le replicarán también ellos: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento 
o sediento, peregrino o desnudo, enfermo o en la cárcel y no te asistimos?"  Y Él les responderá: "En verdad os digo que cuando dejasteis
de hacer con uno de estos más pequeños, también dejasteis de hacerlo conmigo". Y éstos irán al suplicio eterno; los justos, en cambio,
a la vida eterna"

El final de los tiempos se muestra en esta parábola. Muestra a Cristo en su segunda venida como Rey, juzgando sobre las acciones y las omisiones de los hombres. La parábola insiste en que el cielo es lo preparado desde la creación y el infierno, el estado fruto del pecado de los ángeles caídos y de los hombres pecadores. Dios quiere salvar a todos, pero los hombres son libres y puedan reaccionar bien o mal. Cielo, o vida eterna, e infierno, o suplicio eterno. Premio o castigo por el amor con que se trata al prójimo en sus necesidades. La misericordia llega más allá que la justicia. Es significativa la identificación que hace Jesús del necesitado y sufriente con Él mismo. La solidaridad debe ser la norma del discípulo que quiere alcanzar el reino eterno. Aunque el hombre no sea consciente de ello, Dios contempla las acciones y las omisiones de cada uno, y todos seremos juzgados por la calidad de nuestro amor al prójimo.

Las Siete Palabras de Jesús en la cruz

Las Siete Palabras son las últimas frases que Jesús dijo en la cruz antes de morir.

  • Primera Palabra: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lc 23,34)
  • Segunda Palabra: "Hoy estarás conmigo en el Paraíso" (Lc 23, 43)
  • Tercera Palabra: "He aquí a tu hijo: he aquí a tu Madre" (Jn 19, 26)
  • Cuarta Palabra: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mt 27, 46)
  • Quinta Palabra: "Tengo sed" (Jn 19, 28)
  • Sexta Palabra: "Todo está consumado" (Jn 19,30)
  • Séptima Palabra: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lc 23, 46)

El Via Crucis

El Via Crucis es el camino que Jesús hizo camino de la crucifixión en el monte Calvario. La Iglesia lo ha convertido en un camino de recuerdo de la pasión de Cristo que los fieles pueden recorrer deteniéndose a cada paso del camino: las famosas estaciones, que tradicionalmente son catorce, más la decimoquinta, que sería la resurrección de Cristo como promesa a todos los creyentes de que vivirán después de la muerte.

Hay Via Crucis muy famosos, como el de Lourdes en Francia, el de Fátima en Portugal o el de Montserrat en Cataluña, España. He aquí las estaciones que todos los Via Crucis monumentales reproducen:

  • Primera Estación: Jesús en el huerto de los Olivos.
  • Segunda Estación: Jesús, traicionado por Judas, es arrestado.
  • Tercera Estación: Jesús es condenado por el Sanedrín
  • Cuarta Estación: Jesús es negado por Pedro
  • Quinta Estación: Jesús es condenado a muerte por Pilato
  • Sexta Estación: Jesús es flagelado y coronado de espinas.
  • Séptima Estación: Jesús carga la cruz.
  • Octava Estación: Jesús es ayudado por Simón el Cirineo a llevar la cruz.
  • Novena Estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén.
  • Décima Estación: Jesús es crucificado.
  • Undécima Estación: Jesús promete su reino al buen ladrón.
  • Duodécima Estación: Jesús en cruz, su madre y el discípulo
  • Decimotercera Estación: Jesús muere en la cruz.
  • Decimocuarta Estación: Jesús es sepultado.
  • Decimoquinta Estación: Jesús resucita.

Gerardo Diego, entre otros muchos poetas que trataron el tema, escribió este poema para un Via Crucis: "Dame tu mano, María"

   Dame tu mano, María,
la de las tocas moradas.
Clávame tus siete espadas
en esta carne baldía.
Quiero ir contigo en la impía
tarde negra y amarilla.
Aquí en mi torpe mejilla
quiero ver si se retrata
esa lividez de plata,
esa lágrima que brilla.
   Déjame que te restañe
ese llanto cristalino,
y a la vera del camino
permite que te acompañe.
Deja que en lágrimas bañe
la orla negra de tu manto
a los pies del árbol santo
donde tu fruto se mustia.
Capitana de la angustia:
no quiero que sufras tanto.
   Qué lejos, Madre, la cuna
y tus gozos de Belén:
- No, mi Niño. No, no hay quien
de mis brazos te desuna.
Y rayos tibios de luna
entre las pajas de miel
le acariciaban la piel
sin despertarle. Qué larga
es la distancia y qué amarga
de Jesús muerto a Emmanuel.
   ¿Dónde está ya el mediodía
luminoso en que Gabriel
desde el marco del dintel
te saludó: -Ave, María?
Virgen ya de la agonía,
tu Hijo es el que cruza ahí.
Déjame hacer junto a ti
ese augusto itinerario.
Para ir al monte Calvario,
cítame en Getsemaní.
   A ti, doncella graciosa,
hoy maestra de dolores,
playa de los pecadores,
nido en que el alma reposa.
A ti, ofrezco, pulcra rosa,
las jornadas de esta vía.
A ti, Madre, a quien quería
cumplir mi humilde promesa.
A ti, celestial princesa,
Virgen sagrada María.

Las tres negaciones de Pedro

La caída del caballo de Pablo camino de Damasco

La conversión de San Pablo se celebra el 25 de enero de cada año.

La traición de Judas Iscariote

(Autora: Ainhoa Gil. 1º Bachillerato BB. Curso 2019-2020.)

Judas Iscariote, el apóstol traidor, fue hijo de Simón. Él traicionó a Jesús por treinta denarios de plata y, luego, se ahorcó. La señal que convino con los romanos para señalar quién era su Maestro fue la de un beso. Por eso se habla coloquialmente del "beso de Judas" como sinónimo de traición. Según se dice corrientemente, Judas es el único hombre del que es segura su condena al infierno, porque Jesús le dijo, en un momento determinado, sabedor de que iba a traicionarlo, "mas te valiera no haber nacido".

Judas es el enigma supremo del Nuevo Testamento, porque es muy duro ver cómo alguien que estuvo tan cerca del Maestro, que vio tantos milagros y oyó muchas de las enseñanzas de Cristo, pudo entregarlo a sus enemigos.

Se dice que Judas vino de Judá, cerca de Jericó. Era judío, mientras que el resto de los apóstoles eran galileos. Era el tesorero del grupo. También se decía que era violento y que siguió a Jesús con la esperanza de que, a través de él, sus sueños de ver liberada a su tierra del yugo romano pudieran ser realizados.

Judas fue un hombre codicioso y, a veces, usó su posición como tesorero del grupo para tomar dinero del monedero común.

No hay una razón cierta por la que Judas haya traicionado a su maestro; pero no fue la traición la que colocó a Jesús en la cruz, sino nuestros pecados. Lo cual quiere decir que no debemos caer en la tentación de maldecir al traidor sin hacer nosotros nada para ser mejores cristianos.

Su símbolo apostólico es el lazo corredizo de una horca o una bolsita de dinero con piezas de plata cayéndose de el.

El Apocalipsis de san Juan

Bibliografía, webgrafía

  • CALERO HERAS, José, "Tema 1. Literaturas orientales", en Literatura universal. Bachillerato. Barcelona, Octaedro, 2009, pp. 14-19.
  • IBORRA, Enric, "Tema 1. Antigüedad (I): Literaturas orientales", en Literatura universal. Bachillerato. Alzira, Algar, 2016, pp. 7-32.

Edición, revisión, corrección

  • Primera redacción (abril 2017): Letraherido. Segunda redacción (noviembre 2019): Zayra Muñoz e Iliana Morata.
  • Revisiones, correcciones: Letraherido.