Leyendas árabes, orientales y de otras partes del mundo

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Revisión de 13:50 1 ene 2021 por Marinamateo (Discusión | contribuciones) (Por qué el jaguar tiene miedo del fuego)

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Leyendas japonesas

Tanabata

La leyenda cuenta que hace miles de años, la hija del rey celestial Tentei (天帝), conocida como Orihime (織姫), algo que vendría a significar "princesa tejedora", tenía un increíble talento para tejer, y desarrollaba su talento a orillas del río Amanogawa (天の川), que es nuestra Vía Láctea. El rey Tentei estaba encantado con las telas que hacía su preciosa hija y ella le complacía cada día de su vida, algo que le impedía conocer a alguien de quien enamorarse, lo cual la entristecía profundamente.

Tentei, al ver la tristeza de su hija, decidió planear un encuentro entre ella y un pastor que estaba al otro lado del río Amanogawa, Hikoboshi (彦星), para mejorar el estado de ánimo de la princesa. Cuando ambos se encontraron, el amor surgió inmediatamente entre los dos, que quedaron prendados uno del otro. No mucho tiempo después se casaron y se podría decir que vivían felices. Pero el amor no siempre es justo y puede cegarnos de la realidad. Y eso fue lo que a ambos les ocurrió, se olvidaron de su realidad.

Orihime dejo de tejer e Hikoboshi descuidó su ganado dejando que se desperdigara por todo el cielo. Tentei observó furioso dicha irresponsabilidad y separó a los amantes, cada uno a un lado del río Amanogawa, como castigo por su comportamiento. Pero un padre es un padre y, al ver las lágrimas de su hija por no poder ver a su amado, decidió hacer algo por ella. Le prometió que volvería a ver a su amado, pero solo una vez cada año, el séptimo día del séptimo mes, y solo si ella había cumplido con sus tareas.

Muy contenta, la princesa aceptó inmediatamente y se dispuso a trabajar con esmero para ver a su amado ese año. Pero el destino a veces es cruel y, al llegar el séptimo día del séptimo mes, se dio cuenta que no podía acercarse a su amado, pues no había puente que atravesara el río Amanogawa. Ambos amantes estaban tristes en las orillas del río y la princesa comenzó a llorar desconsolada por su desdicha.

Pero esto es una historia de amor y no puede terminar de esta manera tan poco romántico. La princesa lloró tanto que una bandada de urracas vino atraída por un llanto tan triste. Observaron la situación en que la princesa se hallaba y le prometieron que ellas harían de puente cada año, siempre y cuando no lloviera. Es así como los amantes consiguieron verse cada año y, cuando llovía, debían esperar al año siguiente para poder consumar su amor

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Leyendas árabes

Leyenda árabe sobre la amistad

Dice una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y, en un determinado punto del viaje, discutieron, por lo que uno le dio una bofetada al otro. El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena:

  "Hoy, mi mejor amigo me pegó una bofetada en el rostro".

Siguieron adelante y llegaron a un oasis, donde resolvieron bañarse. El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo. Al recuperarse, tomó un estilete y escribió en una piedra:

   "Hoy mi mejor amigo me salvó la vida".

Intrigado, el amigo preguntó:

   —¿Por qué, después que te lastimé, escribiste en la arena y, ahora, escribes
en una piedra?

Sonriendo, el otro amigo respondió:

   “Cuando un gran amigo nos ofende, debemos escribir en la arena, donde el
viento del olvido y el perdón se encargarán de borrar y apagar el mensaje.
Por otro lado, cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la
piedra de la memoria del corazón, donde viento ninguno en todo el mundo
podrá borrarlo".

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Leyendas hispanoamericanas

El duende de San Gerardo

En el poblado de San Gerardo, una localidad sumamente cercana a Riobamba, un sujeto de nombre Juan laboraba en un lugar apartado del bosque, el cual se encontraba muy lejos de la parroquia del pueblo. De hecho, para llegar a su sitio de trabajo, el hombre tenía que cruzar un espeso bosque. Por eso, todos los días salía de su domicilio antes de que el reloj marcara las 8:00 de la mañana. Luego de un par de horas de incesante caminar, llegaba a su destino y comenzaba a trabajar hasta después de las 8:00 de la noche, momento en el que retornaba a su hogar.

En una de esas veces en las que Juan regresaba a su casa, tuvo la sensación de que alguien lo venía siguiendo. Al principio, decidió no darle importancia a ese hecho, pues pensó que se trataba del viento que movía las hojas de los árboles. Después de un rato de seguir caminando oyó una fuerte voz que le dijo:

– Por ninguna razón mires para atrás. Lo único que quiero es que me des el cigarro que llevas en la mano.

No se sabe por qué razón Juan le hizo caso a la misteriosa voz. Lo importante es que, al día siguiente, para no quedarse sin pitillos que fumar, el hombre se llevó una cajetilla completa.

Una vez más, a medio camino de su casa, la voz le pidió que le diera un cigarrillo. Juan se hizo el despistado, pero logró ver a través del rabillo del ojo que quien le pedía los cigarros era un hombre de muy baja estatura que en su mano izquierda llevaba un látigo y en la derecha, un sombrero demasiado grande.

Al arribar a su casa, esta vez el hombre le contó lo que había pasado a su mamá, quien le aconsejó que, desde el día siguiente, no saliera de su casa sin llevar una cruz consigo, a fin de que ese amuleto lo protegiera.

El sujeto se llevó la cajetilla de cigarros y el crucifico en su pantalón. En esa ocasión, el duende no le pidió cigarrillos, sino que simplemente empezó a darle latigazos por la espalda.

El dolor que Juan sentía producto de los azotes era casi insoportable. Por eso, se armó de valor y tomó la cruz con una de sus manos y se la enseñó al enano.

En ese instante, la criatura desapareció en la oscuridad del bosque y nunca más se le volvió a ver.

La Dama Tapada

Hace más de doscientos años, en las calles apartadas de Guayaquil, Ecuador, los trasnochadores veían a la Dama Tapada.

—"Anoche vi a la Dama Tapada", contaban en una reunión de amigos.

—"Son puros cuentos", respondía algún amigo con aires de valentón. "Yo nunca me he tropezado con ella".

—"Nunca se la ve antes de las 12 de la noche ni después de las campanadas del alba", opinaba otro asistente a la reunión.

Según la leyenda, la Tapada era una dama de cuerpo esbelto y andar garboso, que asombraba en los vericuetos de la ciudad y se hacía seguir por los hombres. Nunca se supo de dónde salía. Cubierta la cabeza con un velo, sorpresivamente la veían caminando a dos pasos de algún transeúnte que regresaba a casa después de haberse divertido. Sus almidonadas enaguas y sus amplias polleras sonaban al andar y un exquisito perfume dejaba a su paso.

Debía de ser muy linda. Tentación daba alcanzarla y decirle una galantería. Pero la dama caminaba y caminaba sin atender cumplidos. Como hipnotizado, el perseguidor iba tras ella, sin lograr alcanzarla. De repente, ella se detenía y, alzándose el velo se enfrentaba con quien la seguía, diciéndole:

—Míreme como soy... Si ahora quiere seguirme, sígame...

Una calavera asomaba por su rostro y un olor a cementerio reemplazaba el delicioso perfume de antes. Paralizado de terror, loco o muerto quedaba el hombre que la había perseguido. Si conservaba la facultad de hablar, podía contar luego que había visto a la Dama Tapada.

La leyenda del girasol (leyenda guaraní)

Pirayú y Mandió eran caciques de distintas tribus ribereñas. Vivían a ambos lados del río Paraná. Sus pueblos intercambiaban productos de artesanía, compartían pacíficamente los predios para caza y pesca y celebraban sus festividades en común.

Cierta vez, Mandió sugirió a Pirayú que unieran sus tribus por medio del matrimonio:

- "Dame a tu hija, Pirayú, y nuestros pueblos se unirán para siempre", expresó.

Pirayú meneó gravemente la cabeza:

- "Me temo que es imposible, Madió. Mi hija Caranda-i (palmera) no consiente en casarse con nadie, pues ha ofrecido su vida al dios Sol. Desde pequeña, suele quedarse horas contemplándolo, y parece que no puede vivir sin él, pues los días nublados la ponen triste y meditabunda. No puedo casarla contigo".

Los ojos de Mandió brillaron con ira :

- "¡Te equivocas, Pirayú, si piensas que olvidaré este desprecio!"

Y el soberbio cacique se retiró intempestivamente de la tienda de Pirayú, dejando a éste sumido en hondas meditaciones. Sabía que su pueblo corría un grave peligro, pues Mandió jamás olvidaba un agravio.

Pasaron varias lunas sin que nada aconteciera. Por fin, una tarde en que Caranda-i se había alejado con su flexible igá (canoa) para contemplar libremente la caída del Sol sobre el río, vio resplandores de fuego sobre sobre su aldea. Llena de funestos presentimientos, remó rápidamente hacia la orilla y procuró desembarcar. Pero unos brazos de acero la apresaron y trabaron sus movimientos, mientras la voz de Mandió resonaba en sus oídos:

- "¡Pídele a tu dios que te libere de mi venganza, desdeñosa princesa, pues ni tú ni tu tribu serán capaces de hacerlo!"

Y su risa cruel avivó la angustia de la doncella. Esta, mientras procuraba infructuosamente liberarse de su captor, rezaba en muda oración a su dios:

- "¡Oh, Guarahjí (Sol), no permitas que Mandió lleve a cabo su malvado intento!"

Y el dios de los Potentes Rayos, el Guarahjí de los guaraníes, la oyó. Envió hacia la joven un remolino de potentes rayos que la envolvieron y la hicieron desaparecer ante los ojos atemorizados de Mandió. En su lugar, brotó una esbelta planta con una flor hermosa y grande, cuya dorada cabecita seguía el curso del Sol en el cielo, como antes lo solía seguir la piadosa hija de Pirayú.

Y así fue, según cuentan los guaraníes, cómo nació el girasol.

Leyenda de la mujer de piedra

Quédate conmigo

  • Autora: Paula Amores. 1º Bachillerato BH. Curso 2020-2021.
  • Fecha: Enero de 2021.
  • Fuentes consultadas: "Quédate conmigo", leyenda (en) Ballaz, Jesús: La laguna de oro y otras leyendas de América Latina. Barcelona, Vicens Vives, 2020, col. "Cucaña", pp. 20-25.

Leyenda de la laguna de oro de Guatavita

Esta leyenda ha dado origen al mito de "El Dorado", albergado en los corazones y las mentes de los conquistadores: todos soñaban con hallar en la América precolombina oro, mucho oro, con el que volverse ricos y poderosos.

El quirquincho que quería ser músico

Los venados de barro

La leyenda del coyote

Por qué el jaguar tiene miedo del fuego

Autor: Marina Mateo 1ªBachillerato C

Fecha: Enero 2021

Fuentes:

La desesperación de Viracocha

El ladrón burlado

El mal cazador

Los pollitos van a la escuela

La flor del amor

El címbalo de oro

Popocatépetl y la princesa

Licarayén

La piel de hojas

Los cuatro gemelos

Cerdos sin cola

El príncipe quetzal

El amigo del cóndor

El cazador vanidoso

Bibliografía, webgrafía

  • CALERO HERAS, José, "Tema 4. Literatura medieval", en Literatura universal. Bachillerato. Barcelona, Octaedro, 2009, pp. 54-76.
  • IBORRA, Enric, "Tema 3. Literatura medieval", en Literatura universal. Bachillerato. Alzira, Algar, 2016, pp. 54-84.

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Edición, revisión, corrección

  • Primera redacción (diciembre 2017): Letraherido, Soraya Fuentes, Sabrina Yahi, Sandra Heredia
  • Revisiones, correcciones: Letraherido