Diferencia entre revisiones de «Los grandes temas (justicia e injusticia, maldad e inocencia)»

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En el Libro quinto aparece dicha insumisión por parte de '''Quirce''', único personaje humilde que '''desafía''' de algún modo al señorito al acompañarle en la caza: '''no le hace ningún comentario''' sobre las incidencias de la caza, '''no le hace la pelota''' y, lo que más molesta a Iván, '''no acepta su limosna''' al acabar la cacería.
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En el "'''Libro quinto'''" aparece dicha insumisión por parte de '''Quirce''', único personaje humilde que '''desafía''' de algún modo al señorito al acompañarle en la caza: '''no le hace ningún comentario''' sobre las incidencias de la caza, '''no le hace la pelota''' y, lo que más molesta a '''Iván''', '''no acepta su limosna''' al acabar la cacería. La insumisión de '''Quirce''' es un símbolo de un '''cambio''' futuro: las nuevas generaciones no aceptarán ya un trato tan inhumano como el que se dio a sus progenitores.
  
 
===Otros temas===
 
===Otros temas===

Revisión de 20:58 7 abr 2018

Justicia e injusticia en Los santos inocentes

La obra plantea como tema principal la situación de injusticia social que sufren unos sirvientes por parte de sus señores. Los primeros son unos humildes y pobres campesinos, inocentes y humillados, que acatan con total sumisión los abusos de los señores. Éstos, los dueños de la tierra, los señores (representados por el señorito de La Jara y, sobre todo, por el señorito Iván), aprovechándose de la incultura generalizada de las clases bajas y un sistema socioeconómico basado en el latifundismo, ejercen un caciquismo extremo, explotador y egoísta. El libro muestra la miserable vida de esos “inocentes”, que son Azarías, Paco el Bajo y los suyos. No poseen la propiedad de la tierra ni de la casa donde habitan. Los sirvientes aceptan la caridad de sus amos (el aguinaldo de la señora marquesa por su visita al cortijo o la limosna del señorito Iván tras cada cacería) y se sienten orgullosos de ser objeto de sus preferencias (en el caso de Paco, por ser elegido como secretario del señorito Iván cuando este va de caza). La conciencia de propiedad y vasallaje es asumida con toda naturalidad por los personajes. La sumisión de los humildes parece favorecida por la estructura cerrada del latifundio y por la ignorancia en que se mantiene a los humildes. Al continuar la injusticia, la rebelión trágica se abre paso como reacción inevitable. Pero no se trata de una rebelión política, sino de una venganza individual. Un retrasado mental comete un crimen por algo que a él le han hecho y que le afecta a él solo. El Azarías llega al crimen solo porque una pasión, la de la caza, ha chocado con otra pasión, la suya por la Milana. Su acción es vista por el lector en un doble sentido:

  • como un acto no punible, puesto que lo comete un retrasado mental;
  • y como una forma de reparación por todos los ultrajes cometidos por los señoritos contra los criados en tiempos anteriores.

Hay que decir, pues, que el crimen de Azarías es una forma de hacer que triunfe de algún modo la justicia, de reparar la injusticia. Y también puede considerarse una premonición de unos tiempos de cambio, más sociales e integradores. Por otra lado, conviene destacar también el hecho de que Paco y Régula no quieren para sus hijos la misma vida que ellos, pretenden que estudien, que cambien de manera de vivir, que progresen algo más que ellos. Y también hay que poner de relieve que al señorito Iván no le gusta ir de caza con el Quirce, porque no ve en el hijo la misma actitud servil que encontraba siempre en el padre, Paco el Bajo. Todo ello pueden considerarse signos esperanzadores de un cambio futuro, en el sentido de una sociedad más democrática y menos clasista.

La incultura y el analfabetismo

Otro tema que aparece en la novela, ligado a este enfrentamiento entre señores y criados, es el tema de la incultura y el analfabetismo. Los señores se aprovechan de la ignorancia para mantener su situación privilegiada frente a los criados. Régula y Paco saben de la importancia de escolarizar a sus hijos. Pero ellos tampoco podrán decidir sobre el futuro de sus vástagos, pues las esperanzas que tienen depositadas en su hija Nieves para que recibiera una educación se esfuman cuando es obligada a servir en casa de don Pedro.

La ignorancia de los campesinos queda reflejada en un episodio humorístico que recuerda Paco en el "Libro segundo", cuando vienen dos señoritos de Madrid para dar clases de alfabetización al concluir la jornada de trabajo. Delibes vuelve a hablar de la educación en el "Libro cuarto", donde Iván, para evitar las críticas del embajador francés hacia el régimen franquista, alardeará del esfuerzo que ha supuesto conseguir que los criados logren a duras penas escribir su nombre.

Relacionado con el tema de la educación, se halla el tema de la formación religiosa. El deseo de Nieves de hacer su Primera Comunión se convierte entre los personajes opresores, en especial entre don Pedro y su esposa doña Pura, en motivo de regocijo y burla. Parece que se nieguen a ejercer con ella el más elemental sentido de la caridad cristiana, que es dar los sacramentos a todo el pueblo de Dios, independientemente de la clase social a la que cada uno pertenezca. Delibes apunta así a un cristianismo elemental, democrático, para todos. Aunque eso no le impide criticar a la Iglesia, a la jerarquía, pues vemos cuando viene el obispo de visita, junto al séquito de la señora marquesa, que él ocupa su lugar en el cortijo, con los explotadores, no con los explotados.

Otros temas tratados en Los santos inocentes

Junto a los temas mencionados, otros temas secundarios están presentes en esta novela:

La relación del hombre con la naturaleza

Los ricos la explotan para su conveniencia (celebran fiestas, cazan) y los trabajadores del cortijo deben convivir con ella para sobrevivir, algunos rozando la brillantez, como ese magnifico olfato que tiene Paco el Bajo. Un ejemplo cruel del poco respeto de Iván por la naturaleza aparece en el "Libro quinto", cuando manda cegar a los palomos que sirven de reclamo.

El calor humano y el amor al prójimo

Azarías trata de hallar el calor humano que le faltaba en el cortijo de La Jara yendo a casa de su hermana Régula, donde establece una relación especial con la Niña Chica, a quien dedica la mayor ternura. Azarías halla también ese calor que le falta en el amor a la naturaleza. Muestra de ello son sus salidas al encinar, corriendo tras los pájaros. Y, sobre todo, una muestra aún mayor, un amor que se convertirá en pasión es cuando encuentra al búho (la segunda milana, pues la primera ya se le había muerto). La milana le cura de su soledad y falta de cariño.

El amor al prójimo aparece en varios momentos; por ejemplo, cuando Azarías es aceptado, tras ser despedido por el señorito de La Jara, en casa de su hermana, tanto por ella como por su cuñado Paco, el Bajo. Ese amor al prójimo solo es posible entre los humildes, pero no entre los señores. Por ejemplo, Iván obliga a Paco a que lo acompañe a cazar estando cojo y que le haga de "secretario" en una batida de caza, dándole igual que se quede inválido de por vida. Además, Iván engaña a don Pedro con su mujer, doña Pura, sin importarle para nada lo que su capataz pueda sentir o sin pensar tampoco en su propia esposa. La única de los señores que siente cierta conciencia social por los humildes es la señorita Miriam, que se queda espantada al ver a la Niña Chica y escuchar sus berridos y ver cómo viven Paco y su familia en una choza en condiciones lamentables. Sin embargo, tampoco hará nada por mejorar las condiciones de vida de unas personas con las que comparte el espacio vital con frecuencia.

La pasión por la caza

Dicha pasión la siente Iván desde pequeño y crece en él progresivamente junto con su arrogancia singular: se permite insultar a los que compiten con él, grita a los secretarios vecinos, etc. Como toda pasión incontrolada, lleva al sujeto a un estado psicológico que le hace abusar de sus semejantes -le da igual que Paco se quede invalido de por vida con tal de que le acompañe como secretario de caza-. También abusa de la naturaleza con tal de satisfacerse a sí mismo. El enfrentamiento entre la pasión desmedida por la caza que siente Iván y la pasión por la milana que siente Azarías llevará al desenlace trágico, cuando éste último se venga del señorito por haberle matado a su compañera del alma.

La insumisión

En el "Libro quinto" aparece dicha insumisión por parte de Quirce, único personaje humilde que desafía de algún modo al señorito al acompañarle en la caza: no le hace ningún comentario sobre las incidencias de la caza, no le hace la pelota y, lo que más molesta a Iván, no acepta su limosna al acabar la cacería. La insumisión de Quirce es un símbolo de un cambio futuro: las nuevas generaciones no aceptarán ya un trato tan inhumano como el que se dio a sus progenitores.

Otros temas

Como en otros libros de Delibes, aparecen también manifestaciones del mundo de la infancia en personajes como la Niña Chica, Nieves o Azarías, y el tema de la muerte, obsesión que se plasma de diferentes maneras en la obra, como en la muerte de las milanas y en la muerte de Iván. En el Libro segundo aparece el tema de la imposible liberación de los inocentes: las esperanzas de Paco y Régula en una mejora de sus condiciones de vida al trasladarse de un cortijo a otro enseguida se esfuman, así como la ilusión de que su hija nieves estudie, pues don Pedro se la lleva para que sea su criada

Bibliografía y webgrafía

Trabajos de los alumnos

  • Miguel Delibes-1, trabajo de Paula Hernández. 2º Bachillerato A. Curso 2014-2015.
  • Miguel Delibes-2, trabajo de Alicia Llagostera. 2º Bachillerato B. Curso 2014-2015.
  • Miguel Delibes-3, trabajo de Miguel Ortega. 2º Bachillerato C. Curso 2014-2015.

Edición, revisión, corrección

  • Primera redacción (marzo 2018): Daniel Morales y Ángela Martínez
  • Revisiones, correcciones: Letraherido.