Pedro Calderón de la Barca (1600-1681) y su escuela

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Pedro Calderón de la Barca (1680-1681)

El alcalde de Zalamea, de Calderón

= Un ejemplo de literatura comparada: Polonio y Pedro Crespo

Pedro Crespo, protagonista de la obra calderoniana, alcalde de la villa de Zalamea de la Serna, en Badajoz, Extremadura, es villano, no noble. Sin embargo, está orgulloso de su linaje y defiende con celo su honor. Cuando su hijo Juan decide hacerse soldado y servir al lado del general don Lope, estos consejos le da su padre:

Pedro Crespo.- Por la gracia de Dios, Juan,
           eres de linaje limpio,

más que el sol, pero villano. Lo uno y otro te digo; aquello, porque no humilles tanto tu orgullo y tu brío, que dejes, desconfïado, de aspirar con cuerdo arbitrio a ser más; lo otro, porque no vengas desvanecido a ser menos. Igualmente usa de entrambos designios con humildad; porque, siendo humilde, con cuerdo arbitrio acordarás lo mejor y como tal, en olvido pondrás cosas, que suceden al revés en los altivos. ¡Cuántos, teniendo en el mundo algún defecto consigo, le han borrado por humildes; y cuántos, que no han tenido defecto, se le han hallado, por estar ellos mal vistos! Sé cortés sobre manera; sé liberal y partido, que el sombrero y el dinero son los que hacen los amigos; y no vale tanto el oro que el sol engendra en el indio suelo, y que consume el mar, como ser uno bienquisto. No hables mal de las mujeres; la más humilde, te digo, que es digna de estimación; porque al fin de ellas nacimos. No riñas por cualquier cosa; que cuando en los pueblos miro muchos, que a reñir se enseñan, mil veces entre mí digo: “Aquesta escuela no es la que ha de ser”. Pues colijo que no ha de enseñarse a un hombre con destreza, gala y brío a reñir, sino a por qué ha de reñir; que yo afirmo que, si hubiera un maestro solo que enseñara prevenido, no el cómo, el por qué se riña, todos le dieran sus hijos. Con esto y con el dinero que llevas para el camino, y para hacer, en llegando de asiento, un par de vestidos, al amparo de don Lope y mi bendición, yo fío en Dios, que tengo de verte en otro puesto. Adiós, hijo; que me enternezco en hablarte.

Ante esta difícil despedida, la prima de Juan, Inés, le despide con unos versos que me parecieron preciosos:

Nada te digo con la voz, porque los ojos hurtan a la voz su oficio. Adiós.

La vida es sueño, de Calderón

Un ejemplo de literatura comparada

En La vida es sueño, al príncipe Segismundo, su protagonista se le hace creer que buena parte de su vida ha sido un sueño. Así, empieza a pensar que todo en el existir humano, los sufrimientos y los placeres, ha de tomarse con resignación estoica, ante la fugacidad de la vida y la fácil mudanza de la Fortuna.

Por la misma época de esta obra calderoniana (siglo XVII) se representaba en Oriente una obra breve de autor anónimo, Kantan, en la que el joven Rosei viaja en busca del sentido de la vida. Agotado por su largo viaje, Rosei descansa en la humilde choza de una anciana, quien le ofrece una almohada mágica de la ciudad china de Kantan para que descanse durante unos minutos. Adormecido sobre la almohada, llega una comitiva que le comunica que le han hecho emperador. Y ocupa el cargo cincuenta años, tras los cuales, a punto ya de morir en el lecho, la anciana lo despierta y le ofrece una sopa caliente de mijo. Rosei se da cuenta entonces de que su vida de lujo y placer no ha sido nada más que un sueño. Y como Segismundo, comprende el sentido de la vida.

El parecido entre las dos obras es evidente. Y aún podríamos añadir un tercer ejemplo: el famoso monólogo de Hamlet en la tragedia homónima de Shakespeare, donde el príncipe danés compara el sueño a la muerte. Así pues, el cisne de Stradford añade en su inmortal tragedia un nuevo matiz: quizás la vida sea un sueño, pero quizá la muerte también lo sea.

Leamos algunos fragmentos de las obras aludidas:

  • La vida es sueño, de Calderón de la Barca:
Segismundo.- Sueña el rey que es rey, y vive
         con este engaño mandando,
         disponiendo y gobernando;
         y este aplauso, que recibe
         prestado, en el viento escribe,
         y en cenizas le convierte
         la muerte, ¡desdicha fuerte!
         ¿Que hay quien intente reinar,
         viendo que ha de despertar
         en el sueño de la muerte?
            Sueña el rico en su riqueza,
         que más cuidados le ofrece;
         sueña el pobre que padece
         su miseria y su pobreza;
         sueña el que a medrar empieza,
         sueña el que afana y pretende,
         sueña el que agravia y ofende,
         y en el mundo, en conclusión,
         todos sueñan lo que son,
         aunque ninguno lo entiende.
            Yo sueño que estoy aquí
         destas prisiones cargado,
         y soñé que en otro estado
         más lisonjero me vi.
            ¿Qué es la vida?  Un frenesí.
         ¿Qué es la vida?  Una ilusión,
         una sombra, una ficción,
         y el mayor bien es pequeño:
         que toda la vida es sueño,
         y los sueños, sueños son.
  • Kantan (anónimo japonés del teatro nô, teatro breve y popular):
Coro.-   Aunque duren cien años los placeres,
         cuando se acaba la vida, 
         cuando se acaba la vida,
         la gloria de cincuenta años
         llegó a ser insuperable.
         Desaparece el deseo de riqueza y larga vida.
         Además de ocupar el trono,
         durante cincuenta años de placer,
         ¿qué puede quedar?
         En efecto,
         todo lo que sucede en esta vida
         dura solo lo que dura un sueño. (Fijándose en la almohada.)
Rosei.-  (Cantando.) Ahora sí entiendo el sentido de la vida.
         (Se golpea las rodillas con el abanico.)
Coro.-   Pensándolo bien,
         lo que buscaba
         para alcanzar la verdad
         y la sabiduría
         era esa almohada. (Mirando la almohada.)
         ¡Cómo dar las gracias a esta almohada de Kantan!
         ¡Cómo dar las gracias a esta almohada de Kantan!
Rosei.-  (Se arrodilla y eleva la almohada con las manos.)
         Sabiendo que todo en este mundo es sueño,
         cumplido mi propósito,
         ahora parto a mi hogar.
  • Hamlet, príncipe de Dinamarca, de William Shakespeare:
Hamlet.- Ser o no ser (...) Morir es dormir. ¿No más?
         ¿Y por un sueño, diremos, las aflicciones se acabaron y los dolores
         sin número, patrimonio de nuestra débil naturaleza?...
         Este es un término que deberíamos solicitar con ansia.
         Morir es dormir... y tal vez soñar.

La escuela de Calderón de la Barca

Bibliografía, webgrafía

  • Alonso, Santos y otros: Lengua castellana y literatura. 1º Bachillerato. Barcelona, Casals, 2016, tema 12 "El Barroco: la poesía", pp. 252-277, y tema 13 "El Barroco: la prosa y el teatro", pp. 278-305.

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Trabajos de los alumnos

Barroco (siglo XVII). Introducción

Lírica culta

Teatro

Narrativa, erudición, prosa

Autores aragoneses del Barroco

Escritoras del Barroco

Edición, revisión, corrección

  • Primera redacción (enero 2021): alumnos de 1º Bachillerato C. Curso 2020-2021.
  • Revisiones, correcciones: Letraherido.