La poesía francesa: Jean de La Fontaine (1621-1695)

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Poesía francesa del siglo XVII

En el Clasicismo francés del siglo XVII hay abundantes poetas, como Pierre Corneille, Nicolás Boileau (1636-1711), autor de sátiras y poemas varios, más un importante libro de teoría literaria: Arte poética (1674) y Cyrano de Bergerac (1619-1655), poeta y dramaturgo al cual otro dramaturgo, Edmond Rostand, hizo universalmente famoso al escribir la obra homónima de 1897.

En cuanto a Jean de La Fontaine (1621-1695), permite enlazar el verso y la prosa, así como el Clasicismo del XVII y el Neoclasicismo del siglo posterior, el XVIII, por la atracción que la literatura francesa muestra hacia los clásicos y por el afán didáctico que hay en las fábulas.

Jean de La Fontaine (1621-1695)

Jean de La Fontaine (1621-1695) fue un fabulista francés, nacido en Château-Thierry y muerto en París.

Estudió en un colegio religioso y tuvo buena formación clásica. Se casó en 1647, por decisión de su padre, con una chica de catorce años. Tuvo muchos oficios: novicio de la Congregación del Oratorio, abogado, etc., pero finalmente se dedicó a dar clases como preceptor. Fue protegido de los políticos y aristócratas más importantes, llegando a ser secretario de alguno de ellos.

Dedicó gran parte de su vida a escribir. Fue famoso en su época por participar en los salones literarios y los ambientes cortesanos en los que se leían obras y se debatía sobre diversos temas. En la polémica más importante de su tiempo, iniciada con la representación de Le Cid, de Corneille, sobre si las preferencias literarias debían ir hacia los antiguos o los modernos, él prefirió a los antiguos.

Escribió algunas obras de teatro, recreaciones de Terencio y Ovidio, Boccaccio, Ariosto y Rabelais. También muchos poemas líricos y cuentos, como Cuentos y relatos en verso (1644). Pero sobre todo es recordado por sus Fables, que siguen estando presentes en la actualidad. En ellas dejó más de veinte años de esfuerzo y trabajo y las fue publicando en tres entregas: 1668, 1678 y 1698.

Recobró los viejos temas de Esopo y Fedro y narró en verso aquellas historias, dotando a sus fábulas de un sentido alegre y satírico, criticando vicios y caracteres contemporáneos.

Aunque los personajes son animales, las fábulas de La Fontaine son paradójicamente muy humanas, es decir, usa la personificación con maestría inimitable.

Pueden verse algunos ejemplos de sus fábulas en:

Y vamos a copiar aquí una de ellas, breve, protagonizada por personas, no por animales. Su moraleja es similar a lo que indica el refrán castellano de que "El que a mal árbol se arrima, mala sombra le cobija":

       El loco vendiendo sabiduría
   Huid siempre de los locos, es el mejor consejo que puedo daros. Abundan en la corte, y suelen
gustar de ellos los príncipes, porque asestan sus tiros a los bribones y a los majaderos.
   Iba gritando un loco por las calles y plazuelas que vendía sabiduría, y muchos crédulos corrían
a comprarla. Hacíales extrañas gesticulaciones, y después de sacarles el dinero, les obsequiaba con
un tremendo bofetón y un bramante de dos brazas de largo. La mayor parte de los engañados se sulfuraba;
pero, ¿de que les servía? Quedaban burlados doblemente: lo mejor era tomarlo a risa o marcharse sin
abrir la boca con el bramante y la bofetada. Buscar a aquello algún sentido hubiera sido hacerse silbar
como solemnes mentecatos. ¿Qué razón explica los actos de un loco? El azar es la causa de todo lo que
pasa en una mollera trastornada. Pero, cavilando sobre el bofetón y el bramante, uno de los burlados
fue a buscar a cierto doctor varón, que sin vacilar le contestó:
   - "El hilo y la bofetada son preciosos jeroglíficos: toda persona de seso debe mantenerse apartada
de los locos la longitud de ese cordel. Y si no lo hace así, se expone a atrapar algún moquete.
No os engañó el loco: vende sabiduría."

La Fontaine escribió también un famoso epitafio para su amigo y admirado autor Molière:

   Bajo esta tumba yacen Plauto y Terencio,
y sin embargo solo Molière aquí yace.
Él los hacía revivir en su espíritu,
con su bello arte regocijando a Francia.
¡Ellos se han ido! Y tengo poca esperanza
de volverlos a ver a pesar de nuestro esfuerzo.
Para largo tiempo, según la apariencia,
Terencio y Plauto y Molière murieron.

Bibliografía y webgrafía

  • CALERO HERAS, José, "Tema 5. Renacimiento y Clasicismo", en Literatura universal. Bachillerato. Barcelona, Octaedro, 2009, pp. 77-106.
  • IBORRA, Enric, "Tema 4. Los siglos XVI y XVII: del Renacimiento al Barroco", en Literatura universal. Bachillerato. Alzira, Algar, 2016, pp. 85-110.

Trabajos de los alumnos

Edición, revisión, corrección

  • Primera redacción (Enero de 2021): Letraherido.
  • Revisiones, correcciones: Letraherido.