La poesía italiana: Jacopo Sannazaro (1455-1530), Pietro Bembo (1470-1547), Miguel Ángel Buonaroti (1475-1564), Vittoria Colonna (1490-1547)

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Revisión de 21:11 1 ene 2020 por Letraherido (Discusión | contribuciones) (Pietro Bembo (1470-1547))

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El Renacimiento italiano se desarrolló muy pronto, más rápido que en el resto de Europa. La influencia de los autores del Trecento se mantuvo durante los siglos XV y XVI y las nuevas propuestas estéticas no solo se consolidaron en Italia, sino que se extendieron por Europa. La caída de Constantinopla en poder de los turcos, en 1453, ayudó también, porque muchos intelectuales bizantinos se fueron a la península itálica y se aumentó el contacto con los clásicos griegos y latinos.

Los autores querían imitar a los grandes maestros grecolatinos, pero también a los grandes autores de la tradición italiana, como Petrarca. Entre los autores "nuevos", destacaremos a Jacopo Sannazaro, al cardenal Pietro Bembo, a los autores épicos Ludovico Ariosto y los Tasso, padre e hijo (Bernardo y Torcuato), al polifacético Miguel Ángel Buonarotti, a Victoria Colonna... De todos ellos hablaremos aquí, excepto de los épicos (Ariosto y Tasso), de los que ya hemos hablado en un apartado específico.

(Ver la pregunta de la Wikimpace: La épica italiana: Ludovico Ariosto (1474-1533) y Torcuato Tasso (1544-1595)).

Jacopo Sannazaro (1455-1530)

Sannazaro (1455-1530) fue un humanista y poeta napolitano de obra extensa en latín y en lengua romance vulgar. Se inspiró en Virgilio para componer La Arcadia, en verso y prosa. Consta de doce églogas, poemas de tema bucólico o pastoril, donde se cuenta la historia del joven Sincero, quien, tras una desilusión de amor, abandona Nápoles y se va a la región de la Arcadia, en el Peloponeso griego, donde encuentra la paz y la serenidad entre los pastores.

En esta obra se aprecia el gusto renacentista por la naturaleza como espacio armonioso (locus amoenus) donde se cantan las penas y alegrías amorosas. La Arcadia se tradujo enseguida y se difundió por toda Europa creando una corriente de bucolismo tanto en prosa (novela pastoril, con autores como Jorge de Montemayor, Cervantes y Lope, en España, y Honoré d'Urfé, en Francia) como en verso (églogas de Garcilaso de la Vega, en España).

Las obras pastoriles, estén escritas en prosa o en verso, presentan unas características comunes:

  • Fuerte idealización: los pastores y pastoras son seres exquisitos, sensibles y refinados, algo poco creíble en personas con su oficio y condición social.
  • La naturaleza es representada como locus amoenus o lugar idílico donde se encuentra la paz y se comparten los sentimientos.
  • El tema omnipresente es el amor: o los pastores están felices por ser correspondidos o, con frecuencia, se quejan amargamente por la muerte del ser querido o por su desapego amoroso.

Pietro Bembo (1470-1547)

De familia noble, tuvo una esmerada educación y se relacionó con grandes personalidades del mundo de la política y el arte: el papa León X, de la familia de los Médici, del que fue secretario, el pintor Rafael...

Se ordenó sacerdote y llegó a cardenal, aunque tuvo amoríos, algo frecuente en la época, incluso entre los clérigos. En sus últimos años de vida, se dedicó a escribir y a defender el uso del italiano, siguiendo los modelos de Petrarca y Boccaccio, en vez del latín.

Su poesía es petrarquista, pero de tono intimista, próximo a la experiencia personal. Su obra principal son las Rime (Rimas), entre las cuales se encuentra su poema más famoso, el soneto "A Italia":

   Oh tú, del mundo la más bella parte,
que ciñe el vasto mar y el Alpe cierra,
oh dulce, alegre, deleitosa tierra;
que alto y soberbio el Apenino parte.
   En vano el pueblo te dejó de Marte
señora de la mar y de la tierra,
hoy tus antiguas siervas te hacen guerra
y no cesan de herirte y de pegarte.
   Ni falta entre tus hijos quien ajeno
poder devastador convide y llame
y hunda su espada en tu materno seno;
   no queda ya quien te respete y ame.
¡Oh duro siglo de maldades lleno!
¡Oh estirpe vil, degenerada, infame!

El poeta elogia a Italia y se queja de que sus "antiguas siervas", entre ellas Francia y España, antaño parte del Imperio Romano, ahora invaden la Península Itálica y la conquistan. En cuanto a los "hijos" díscolos de Italia, son todos los principados y repúblicas, los estados independientes que había por entonces en aquella tierra, entre los que se encontraban los Estados Pontificios. Pues bien, esos estados, en lugar de mirar por la patria, lo que hacen es perjudicarla combatiendo entre sí o aliándose con enemigos extranjeros para derrotar a otros hermanos italianos. Hay que tener en cuenta que Italia no conseguirá su unificación nacional hasta el siglo XIX, pero, a pesar de todo, los italianos en su conjunto se sentían herederos de una cultura común y tenían conciencia de ser descendientes de la antigua y gloriosa Roma.

En cuanto a los Alpes, es la cadena montañosa que separa a Italia de otros países, como Francia, Suiza y Austria. Y los Apeninos se extienden longitudinalmente por el país, de norte a sur. El poeta dice que "el pueblo de Marte" (la antigua Roma, hija del dios de la guerra) en vano dejó a Italia por señora y dueña de los mares y la tierra, porque la raza italiana de ahora, "degenerada, infame", "estirpe vil", no ha sabido estar a la altura de las circunstancias.

Miguel Ángel Buonarotti (1475-1564)

Vittoria Colonna (1490-1547)

Bibliografía, webgrafía

  • CALERO HERAS, José, "Tema 5. Renacimiento y Clasicismo", en Literatura universal. Bachillerato. Barcelona, Octaedro, 2009, pp. 77-106.
  • IBORRA, Enric, "Tema 4. Los siglos XVI y XVII: del Renacimiento al Barroco", en Literatura universal. Bachillerato. Alzira, Algar, 2016, pp. 85-110.

Edición, revisión, corrección

  • Primera redacción (diciembre 2019): Letraherido.
  • Revisiones, correcciones: Letraherido.