La habitación de Gregor en ''La metamorfosis'', de Franz Kafka

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Criterios de corrección

En la pregunta sobre La metamorfosis se valorará la descripción del espacio físico cerrado en que se mueve Gregorio Samsa, representativo de su aislamiento en relación con su familia. Esta habitación experimenta diversos cambios a tenor de los que Gregor va experimentando desde su condición humana a la animal; es primero una habitación humana con algunos objetos de mobiliario, con una ventana y tres puertas que casi siempre están cerradas o ligeramente entreabiertas para permitir el paso de los alimentos, para curiosear lo que Samsa hace o para que este viva más o menos “en familia”, y de la que Gregor solo acierta a salir en raras ocasiones. Este espacio se va desnudando de sus muebles para adaptarse a las nuevas necesidades de Gregor (una cueva), y luego se va llenando de suciedad y de trastos, convirtiéndose en un espacio marginal, ya que a él van a parar las cosas que no caben en otro sitio, y los cubos de ceniza y basura; es el preludio de su propia destrucción.

De alguna manera, la habitación de Samsa también sufre una metamorfosis, de locus amoenus a locus terribilis y lecho mortuorio para el protagonista.

La habitación de Gregor en La metamorfosis, de Franz Kafka

La habitación de Gregor es el espacio donde se produce su transformación. Es un lugar, en principio, plagado de comodidades para el desgraciado viajante que, al despertarse, sin saber por qué, se encuentra convertido en un gigantesco insecto. Y como remacha el narrador, en la primera página, con frase lapidaria, "No soñaba".

Desde que se produce la metamorfosis de Gregor, la habitación va a sufrir también cambios similares a los de su ocupante, convirtiéndose progresivamente, de un espacio humano en una suerte de "caverna del monstruo" o locus terribilis, al modo de la gruta del Polifemo en los relatos clásicos.

Sin embargo, la clave de la transformación de este espacio no está en él, en sí mismo, sino en la mirada de los demás, en su percepción. Son los miembros de la familia de Gregor quienes comienzan a mirarlo a él y a su habitación de otra manera, son ellos quienes empiezan a sentir asco y miedo del odioso inquilino de la cueva y ellos también quienes acabarán deseando su muerte, antes de que esta sobrevenga.

Por otro lado, cabe decir que en La metamorfosis la acción transcurre en espacios cerrados, domésticos: la propia habitación de Gregor y también el resto de las dependencias familiares, la cocina, el salón, los pasillos... A través de las ventanas, se vislumbra el mundo exterior, un mundo lluvioso y gris, pero más libre y abierto, que solo queda aludido en el relato como símbolo de liberación. Esa liberación será, finalmente, no la de Gregor, que muere solo y triste, abandonado por todos, sino la de su familia, la cual, tras el fallecimiento del monstruo, decide salir a la calle y pasear por el parque, disfrutando de nuevo del sol de la vida y de la belleza prometedora de la heredera y joven casadera, Greta, la hermana de Gregor.

La habitación acaba siendo el territorio de reclusión de Gregor, quien en su animalización marca ese espacio como dominio: fuera de sus límites no estará a salvo y, por ello, pocas veces se arriesga a salir de su círculo de seguridad. Es más, las pocas veces que lo hace sufre la agresión de su padre, que le lanza una manzana que se incrustará en su costado y lo dañará tremendamente (la manzana incrustada, que se va pudriendo en su cuerpo, podría ser una representación de la tuberculosis que padecía el autor, Franz Kafka) o provoca un altercado con los tres inquilinos que la familia ha tenido que tomar para aliviar su maltrecha economía.

La habitación se va convirtiendo, poco a poco, en guarida del monstruo, pero es un monstruo humanizado -Samsa- que, en lugar de provocar un sentimiento de miedo, causa en el lector una sensación de pena, abandono y soledad. La hermana de Gregor, Greta, decide sacar los muebles de la habitación para que el protagonista disponga de más espacio y no tropiece con las esquinas del mobiliario. Ella también es la que entra en la habitación para llevarle la comida, pero, poco a poco, se va pasando "al otro lado"; empieza a desagradarle cada vez más visitar al insecto, comprueba cómo la habitación se va convirtiendo en un estercolero y, finalmente, en un acto de traición, dice en voz alta, ignorando acaso que Gregor puede entenderla, que desea la muerte de aquel bicho horrible en que su antiguo hermano se ha convertido.

Estas palabras funcionan como última puñalada para Gregor, quien, desde entonces, desea realmente morir. La habitación se transforma entonces nuevamente; deja de ser el espacio marginalizado de la casa donde nadie quiere entrar si no es para dejar los bártulos, las cosas asquerosas que no se quieren poner en otro lugar, como las cenizas y basuras. Comienza así a convertirse en lecho mortuorio de su ocupante; pero solo temporalmente, pues, tras su fallecimiento, el insecto será arrojado al vertedero por la nueva criada que la familia ha tomado a su servicio.

En definitiva, la habitación sufre un proceso de metamorfosis similar al de su ocupante y es también un símbolo del aislamiento vital y la incomunicación en que vive Samsa, "alter ego" de Franz Kafka. La habitación es el espacio clausurado en el que se ahoga ese náufrago llamado Gregor, sin que pueda recibir ayuda ni de su familia ni de un sistema capitalista al que solo le interesa la persona en función de su productividad.

Bibliografía, webgrafía

  • CALERO HERAS, José: Literatura universal. Bachillerato. Barcelona, Octaedro, 2009, tema 10, "La novela", pp.
  • Franz Kafka, trabajo PPoint de Paula Hernández, 2º Bachillerato A. Curso 2014-2015. Web del IES Avempace.

Edición, revisión, corrección

  • Primera redacción (marzo 2016): Letraherido.
  • Revisiones, correcciones: