La incomunicación en ''La metamorfosis'', de Franz Kafka

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Criterios de corrección

En la pregunta sobre La metamorfosis se valorará la apreciación de la paulatina desaparición de la palabra hablada en Gregor Samsa (diálogo, monólogo) y su sustitución por otras formas de expresión acordes con su nueva condición animal: lenguaje ininteligible, lenguaje de los sentidos (el oído, que sustituye a la vista); a menudo los otros personajes se dirigen a él preguntándole, obteniendo por respuesta el silencio o un ruido ininteligible; entre los demás personajes el diálogo tampoco fluye, como si estuvieran condenados a no entenderse; hay muchos momentos de silencio; lo que ello revela de dificultades de comunicación entre los seres humanos es evidente.

También se valoraría muy positivamente, aunque no es esencial, que el alumno relacionara la incomunicación en la novelita de Kafka con la incomunicación en Muerte de un viajante, de Arthur Miller.

La incomunicación en La metamorfosis, de Franz Kafka

Kafka nos ofrece en La metamorfosis una terrible fábula de la incomunicación humana. Para Kafka los hombres están esencialmente incomunicados. Toda comunicación es un espejismo, simplemente apariencia y se realiza a nivel superficial.

Desde este punto de vista, el protagonista de La metamorfosis es sumamente antiheroico, por no decir un pobre desgraciado. Además de carecer de cualidades excepcionales, no logra hacerse entender. Gregorio emite un ruido animal que no es entendido por nadie, y sus gestos y actitudes generalmente son mal interpretados ante los ojos de la familia.

La distancia entre los personajes del cuento, entre su forma personal de asumir la metamorfosis de Gregorio, se encuentra simbolizada en las puertas. A lo largo de la historia estas se abren y se cierran, pero nunca hay un tráfico libre por la casa. Es como si cada personaje decidiera permanecer en su refugio, adjudicándole un uso privativo. Pero aun cuando las puertas de la casa permanezcan cerradas, indiscutiblemente, son los medios para la comunicación entre la familia.

La comunicación es posible entre los miembros de la familia Samsa, cada quien está más o menos enterado de lo que sucede al otro, pero ese diálogo no es abierto. El horror de verse mutuamente es un riesgo inútil, así que todos prefieren sólo espiarse, intuirse. Y es que ya se ve el coste de abrir las puertas: primero, la escena en que Gregorio abre la suya, utilizando únicamente su mandíbula, destrozándola, y todo para que su familia grite de espanto ante su contemplación; o luego, las varias escenas en las que la hermana abre la puerta de Gregorio, para entrar a limpiar y dejar la comida, pero sin la mínima intención de verlo.

Todos en la casa viven su propio tormento. Es, principalmente, Gregorio el que sufre las peores consecuencias porque, mientras los otros, todavía pueden reunirse para planear su futuro, él cae en el más humillante de los olvidos.

El tema de la incomunicación es el que hace de La metamorfosis una novela moderna, pues ese es precisamente uno de los grandes temas de la narrativa del siglo XX, cómo el ser humano puede sentirse aislado en medio de una gran multitud o, incluso, como es el caso de Samsa, en el seno de su propia familia, donde un tiempo fue querido y considerado. La historia de Gregor es una reflexión sobre el enfrentamiento entre el individuo y su entorno social, sobre el derecho a la iniciativa personal y a la disidencia frente a la obligación de seguir el rumbo marcado por la sociedad, sea pequeña (familia) o grande (sistema social). Gregor es una víctima engullida por el totalitarismo familiar, que no acepta su nuevo status de insecto, lo ven como a un monstruo y, finalmente, contribuye a su aniquilación.

La comunicación tampoco es posible con la empresa para la que trabaja Gregor, pues en el sistema capitalista la única relación posible entre trabajadores y patronos es la explotación de los unos sobre los otros. En ese sentido, La metamorfosis es una novela con una enorme carga de crítica y de nihilismo, donde no queda resquicio para el optimismo.

Por último, destacaremos el contraste entre la incomunicación obligatoria en la que vive sumido Gregor frente a la comunicación que mantienen los miembros de su familia (su padre, su madre, su hermana), pues ellos sí que son capaces de adoptar una estrategia común, sobre todo cuando Grete habla a sus progenitores y les hace entender que las cosas no podían seguir como estaban, que necesitaban que Gregor desapareciera de sus vidas. Es precisamente este contraste comunicación-incomunicación el que lleva a Gregor a tomar la decisión de dejarse morir de hambre. Una cuestión muy importante en la novela es que la familia cree erróneamente que Gregor ya no puede entender el lenguaje humano, pero en realidad él sí puede. Y es por esa tristeza existencial tan grande que le embarga tras oír la conversación entre sus seres queridos, por lo que él decide afrontar su muerte voluntariamente.

La fábula de La metamorfosis se convierte así en una reflexión sobre los apocalípticos y los integrados (por decirlo en términos del semiólogo italiano Umberto Eco), entre los "conectados" y los "desconectados", entre los que aceptan los valores sociales establecidos y quienes los desafían. La familia es la garante del orden establecido y el monstruo Gregor, trasunto de Kafka, el disidente que debe ser eliminado. Solo entonces será posible de nuevo la comunicación. El orden queda restablecido y en el parque, por donde pasean los vencedores, vuelve a brillar el sol.

Bibliografía, webgrafía

  • CALERO HERAS, José: Literatura universal. Bachillerato. Barcelona, Octaedro, 2009, tema 10, "La novela", pp.
  • Franz Kafka, trabajo PPoint de Paula Hernández, 2º Bachillerato A. Curso 2014-2015. Web del IES Avempace.

Edición, revisión, corrección

  • Primera redacción (febrero 2015): Alba Corbacho
  • Revisiones, correcciones: Letraherido.