Contexto histórico, social y cultural del Barroco

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Contexto histórico, social y cultural del Barroco

El Barroco es una época contrapuesta al Renacimiento que destaca por un sentimiento de pesimismo, poca confianza y hasta engaño, pero también por su búsqueda de lo ideal. Se manifiesta en muchos campos de la cultura, como la escultura, la arquitectura, el arte y la literatura.

El siglo XVII es el auge de las culturas barrocas que coincidieron en España en un fructífero período que forma parte de nuestro magnífico Siglo de Oro.

El Barroco tuvo su origen en Italia, pero se expandió por toda Europa fugazmente e incluso América, décadas después. Se divide en tres etapas principales:

  • Barroco temprano, en los años 1590 y 1625,
  • Barroco pleno, entre 1625 y 1660, y
  • Barroco tardío, entre 1660 y 1725, última fase que dio paso al movimiento sucesor: el Rococó.

Las principales características de este movimiento fueron:

-Arte exagerado.

-Apreciación de los detalles.

-Dualismo y contradicciones.

-Oscuridad, complejidad y sensualismo.

-Barroco literario: culteranismo y conceptismo.

-Crítica de la realidad.

-Declive/decadencia: El siglo XVII fue devastador para la sociedad española, debido a las complicaciones del contexto político, económico y militar, lo que derivó en una gran crisis que convirtió al Imperio Español en una potencia de menor importancia.

En el siglo XVII, España se endeuda y otros países, especialmente Francia e Inglaterra, ocupan su lugar de hegemonía en Europa. Baja la producción agrícola y artesanal, debido a la expulsión de los moriscos, que tuvo lamentables efectos. Sube la inflación, llega menos riqueza de América por agotamiento de las minas y por el pirateo continuo de los barcos ingleses. Hay guerras, pestes y hambrunas. La crisis provoca levantamientos populares. Y mientras España decae, Inglaterra, influyente en la Europa del Norte y en Norteamérica, donde funda su primera ciudad, Jamestown, en 1610, empieza a subir imparable.

Sin embargo, las tensiones entre potencias produce la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), entre el Sacro Imperio Romano Germánico de los Habsburgo (que englobaba los estados germánicos, a Austria y al Imperio español) y Francia, Suecia y otros países. Lo que se disputa es el dominio de los Países Bajos. La guerra perjudicó aún más a España y terminó en 1648, con la firma de la Paz de Westfalia (1648), en la que se escenificó la pérdida de poder de los Habsburgo y el auge de los Borbones franceses. Francia se anexionó Alsacia y Lorena. Holanda se convierte en una potencia independiente, con su puerto de Ámsterdam como gran eje comercial, en detrimento de Sevilla.

La guerra entre Francia y España termina con la derrota española en la batalla de las Dunas y la Paz de los Pirineos (1659), por la que la vertiente norte de los Pirineos catalanes, el Rosellón y parte de la Cerdeña pasan a Francia.

En 1660, Luis XIV de Francia se casa con María Teresa de Austria, hija de Felipe IV de España, lo que trae cierta paz entre los dos países. Su nieto, Felipe de Anjou, sucedería a Carlos II el Hechizado, rey de España, en 1700, con el nombre de Felipe V. Su coronación dio comienzo a la Guerra de Sucesión Española, que afectó a toda Europa, ya a comienzos del siglo XVIII.

La decadencia española beneficia el sistema absolutista de Francia, con Luis XIV, el Rey Sol, y a la monarquía parlamentaria de Inglaterra. En nuestro país, la ciencia se estanca, limitada por la teología, mientras que en Europa se inicia una gran revolución científica: el italiano Galileo demuestra el funcionamiento del sistema solar, el alemán Kepler lo confirma matemáticamente, el inglés Newton formula la ley de la gravedad...

Es también el siglo de grandes filósofos: el francés Descartes desarrolla el racionalismo; los ingleses Bacon (1561-1626), Hobbes, Locke promueven el empirismo. El análisis racional y científico de los fenómenos de la realidad física prepara el camino para la futura revolución industrial y para el triunfo del liberalismo como sistema político que combina la libertad individual con los acuerdos colectivos y el poder del gobierno.

En el arte, hay grandes artistas como los pintores Caravaggio, Rubens, Rembrandt, Velázquez; escultores como Bernini; arquitectos como Borromini; músicos como Monteverdi, Purcell, Pachelbel y genios como Vivaldi, Händel, Rameau y Bach.

La situación política española. La decadencia del Imperio

El período de crisis por el que pasó España en el siglo XVII fue uno de los más duros de nuestra historia, no sólo por la regresión económica, sino por el enorme descenso demográfico, impactos ambos sufridos principalmente en las zonas mediterránea y atlántica. La crisis, lamentablemente, pudo haberse evitado de haber tomado las medidas correctas.

Tras el proceso de expansión vivido en los siglos XV y XVI, Europa se sumió en una profunda crisis que duró casi un siglo. Una crisis en varios aspectos, siendo el principal el demográfico. Desde finales de la Edad Media, la población había aumentado continuamente, pero ahora el crecimiento se detiene bruscamente, llegando incluso a retroceder.

Durante los reinados de Felipe III y Felipe IV, en el siglo XVII, se produjo la caída del Imperio español, debido a una crisis económica causada por los gastos en guerras, la pérdida de territorios conquistados y la disminución de la llegada de plata y minerales de las Américas por las continuas revueltas de los nativos.

El centro de Europa, mientras, se veía desgarrado por guerras como la de los Treinta Años, que asoló el continente. En ese marasmo político, España perdía poder y lo ganaban sus poderosos vecinos (Francia, Inglaterra, Suecia...). El arte también sirvió para representar al poder absoluto.

Mientras los Habsburgo españoles decaían y nuestra economía se quedaba estancada, el Imperio de los Habsburgo austríacos y los ya independientes Países Bajos (las antiguas Provincias Unidas), se convirtieron en una gran potencia comercial y en un gran demandante de arte.

A finales del siglo XVII, Francia se convierte en la primera potencia europea de la mano de Luis XIV y los Borbones llegan al trono español, al morir Carlos II, el último de los Habsburgo, sin sucesión.

El Barroco se desarrolla, pues, en una España decadente y cada vez más desigualdad, con un sistema colonial tremendamente costoso que ya no aporta tanta riqueza como antaño.

La crisis económica y social

La crisis económica fue intensa, a falta de un gobierno bien estructurado. La economía española desperdició el comienzo de la revolución industrial. Hubo, además, una gran pérdida demográfica como consecuencia de la expulsión de moriscos y judíos y por la emigración patria.

Esta situación crítica no se solventó ni con el reinado de Felipe III ni con el de Felipe IV (que gobernó hasta 1665). La sociedad seguía dividida en estamentos: los privilegiados (los nobles y el clero) y los no privilegiados (campesinos, trabajadores y burgueses); pero la burguesía era cada vez más influyente, lo que derivó en el mayor desarrollo de los derechos de los desfavorecidos.

Durante la segunda mitad del siglo XVII, Francia aprovechó la debilidad española y ejerció una presión expansionista sobre los territorios europeos regidos por España. Como consecuencia, perdimos buena parte de nuestras posesiones y, a principios del siglo XVIII, no teníamos prácticamente territorios exteriores en Europa.

La miseria en el campo arrastró a muchos campesinos hacia las ciudades, donde esperaban mejorar su calidad de vida; pero en las ciudades se vieron arastrados a mendigar, cuando no directamente a la delincuencia.

Por otra parte, el conservadurismo social dificultaban el paso de un estamento a otro: no había movilidad social, sólo algunos burgueses lograron acceder a la nobleza. La única posibilidad que se ofrecía al estado llano para obtener los beneficios que la sociedad estamental concedía a los privilegiados era convertirse en monjes. Este hecho, unido al clima de fervor religioso, trajo como consecuencia que, durante el siglo XVII, se duplicara el número de eclesiásticos en España.

La cultura y el pensamiento en el Barroco

En el Barroco, se tratan los mismos temas que en el Renacimiento (amorosos, mitológicos, religiosos, patrióticos, carpe diem, beatus ille...), pero con otra visión: la del desengaño, que llevará a actitudes y planteamientos pesimistas: desconfianza, duda sobre los demás.

El catolicismo tradicionalista lucha con el luteranismo y el protestantismo y se producen sangrientas guerras de religión. Se sigue defendiendo el absolutismo monárquico como forma de gobierno.

El pensamiento barroco se asienta en la decadencia que lo rodea. Algunos responden con la rebeldía y el inconformismo. Otros, con la evasión y el conformismo. Idealismo y realismo, como en Don Quijote y Sancho.

La actividad artística y literaria

Entre los temas comunes a la literatura barroca, encontramos:

  • La fugacidad de la vida y su carácter efímero e inestable.
  • La muerte y el paso del tiempo.
  • El castigo como consecuencia del pecado.
  • El arrepentimiento.
  • La narración de escenas trágicas.

En cuanto a los principales estilos pictóricos, destacamos:

  • Naturalismo. Estilo que se basa en la observación y reproducción de la naturaleza, pero dando cabida a directrices morales o estéticas del artista, cuando no a interpretaciones libres del objeto copiado. Este estilo es heredero del tenebrismo (gusto por los claroscuros) de Caravaggio.
  • Clasicismo. Estilo opuesto al naturalismo. También es realista como aquél, pero con una concepción más racional, en la que predomina el dibujo sobre el color y con obras más cerradas, sin las bruscas diagonales barrocas.

En lo que se refiere a los géneros literarios del Barroco:

  • La novela: con el Quijote como ejemplo, el género permite la sátira y la burla, empleando un lenguaje altisonante y lleno de figuras retóricas y alusiones mitológicas. La novela picaresca tiene su auge en este momento.
  • La poesía bucólica: Profusamente cultivada en la antigua Roma, cobra nueva vida en el Barroco.
  • El teatro. Alcanza en el Barroco uno de sus momentos más altos, con comedias satíricas, autos sacramentales y dramas bíblicos.

Entre los autores más relevantes, destacamos a:

  • Miguel de Cervantes (a caballo entre el siglo XVI y el XVII).
  • Calderón de la Barca.
  • Lope de Vega.
  • Luis de Góngora.
  • Francisco de Quevedo.
  • Sor Juana Inés de la Cruz, poetisa mexicana.

Por lo que se refiere al pensamiento barroco, tenía una visión muy negativa de la sociedad y de la vida, debido a los problemas vividos durante la época, siglo de decadencia y desengaño. La literatura era recargada, llena de contrastes, contradicciones y dinamismo. El hombre barroco ve el mundo como un lugar caótico, está obsesionado con la brevedad de la vida y el paso del tiempo. Es pesimista y se siente desengañado ante el mundo. Para él, vivir es estar en constante depresión. Esto le hace adoptar una postura ascética (de menosprecio de lo terreno) o estoica (de resignación ante la desgracia).

En referencia a los temas tratados en la literatura barroca, los más repetidos son:

- La muerte.

- El sentimiento amoroso vivido de forma desgarradora.

- La apariencia engañosa de las cosas.

- La insatisfacción y la soledad (el hombre se siente solo ante el caos).

Bibliografía, webgrafía

  • Alonso, Santos y otros: Lengua castellana y literatura. 1º Bachillerato. Barcelona, Casals, 2016, tema 12 "El Barrco: la poesía", pp. 252-277.

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Trabajos de los alumnos

Barroco (siglo XVII). Introducción

Lírica culta

Teatro

Narrativa, erudición, prosa

Autores aragoneses del Barroco

Escritoras del Barroco

Edición, revisión, corrección

  • Primera redacción (enero 2021): David Bayo. 1º Bachillerato C. Curso 2020-2021.
  • Revisiones, correcciones: Letraherido.